Estados Unidos rompe la barrera de la miniaturización electrónica

Victoria Toro NUEVA YORK/LA VOZ.

SOCIEDAD

Un grupo de científicos inventan el chip más pequeño, que mide la milmillonésima parte de un metro

01 sep 2010 . Actualizado a las 03:02 h.

La frase del circo «¡Más difícil todavía!» ha tenido una traslación evidente al mundo de la electrónica, pero converti da en «¡Más pequeño todavía!». En los últimos años hemos asistido a la reducción paulatina de todos nuestros aparatos informáticos. Los profanos pensábamos que era una carrera sin más fin que la punta de un alfiler, pero los científicos sabían que no era así. Había una limitación, la memoria. Los dispositivos electrónicos habían llegado a un punto en el que parecía que no iban a poder hacerse más pequeños de lo que ya eran, al menos no con la tecnología conocida.

Y ese asunto asustaba muchísimo a las compañías fabricantes de estos aparatos porque veían en esa barrera el fin de la gallina de los huevos de oro en la que se había convertido su negocio. Pero si algo tiene la ciencia es que tarde o temprano logra derribar todas las barreras. Y parece que también ha sido así en este caso.

Un grupo de investigadores de la Universidad estadounidense de Rice han logrado poner a punto un nuevo dispositivo de almacenamiento de memoria que puede reducirse hasta extremos de nanotecnología, aquella ciencia que se mide en las unidades más pequeñas, del tamaño de átomos y moléculas. El nuevo chip desarrollado por los investigadores de Rice es una cadena de nanocristales de óxido de silicio que tienen un tamaño de cinco nanómetros. Un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro.

El descubrimiento fue casual y su protagonista es un estudiante de doctorado de esa universidad, Jun Yao. El equipo en el que estaba Yao había puesto a punto unos microchips nanotecnológicos con grafito, que es el material, junto al grafeno, que se percibía como el futuro de la miniaturización. Los científicos veían que los microchips funcionaban pero no entendían por qué.

Y fue el joven Yao el que dio con la solución. Descubrió que a los dispositivos que estaban construyendo no les hacía falta grafeno, que la sola utilización del silicio hacía que sirvieran para el almacenamiento de datos. Según el director del laboratorio, James Tour, cuando Yao dio a conocer su idea, la mayoría de los miembros del equipo no creyeron que el estudiante estuviera en lo cierto porque no confiaban en que el óxido de silicio por sí solo pudiera servir, pero las pruebas de Yao convencieron a todos. El descubrimiento ha levantado muchas expectativas porque, al contrario de lo que sucede con las investigaciones sobre grafeno, el material alternativo al silicio que se investiga para los futuros dispositivos electrónicos, la fabricación de dispositivos será compatible con la que se realiza en la actualidad, ya que están basados también en el silicio. Con el nuevo hallazgo, estos dispositivos pueden agruparse para formar enormes compiladores de datos y seguirán siendo pequeños porque las unidades originales son diminutas.