Los homosexuales sienten una atracción especial por Galicia, pero en la oferta como destino «gayfriendly» existe «un tejido asociativo muy disperso y poco coordinado».
03 ago 2010 . Actualizado a las 02:22 h.El turista homosexual siente una atracción especial por Galicia, pero en la oferta como destino gayfriendly existe «un tejido asociativo muy disperso y poco coordinado». Esto sostiene Ana Belén Otero Paradela en su investigación Turismo LGTB. El caso de Galicia , presentada en la Facultad de Ciencias Empresariais e Turismo de la Universidad de Vigo, en el campus de Ourense.
Con todo, la situación presenta mejoras, dice la autora, porque se detecta una mayor aceptación social de la homosexualidad, a lo que se añade «la cada vez mayor profesionalidad turística de Galicia». El segmento de población de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) representa un nicho de mercado de gran interés y rentabilidad y Otero Paradela asegura que, a pesar de la pequeña oferta pequeña, poco atractiva y variada que presenta, la comunidad «podría ser destino de atracción LGTB».
El perfil del turista homosexual gallego se corresponde con un urbanita dotado de un elevado nivel formativo y cultural, con pareja, que se mueve muy bien por Internet y al que le gusta viajar. Cuando se decide a hacer esto último es porque se siente atraído por la relación calidad-precio, por la oferta cultural y por la de relax. En todas las edades se da la constante de buscar la sensación de seguridad y el respeto a su condición.
A pesar de ello, advierte Ana Otero que el mercado homosexual es variado y ve una gran oportunidad en tres sectores: el femenino homosexual, el cliente de la tercera edad y el turismo familiar de homosexuales con niños. «Si queremos ser competitivos debemos aprovechar estas oportunidades que quizás muestren unos perfiles de turistas con unas motivaciones específicas muy adecuadas a las características de Galicia». La investigación, hecha por primera vez en Galicia como destino, demuestra que el turista homosexual realiza un elevado consumo y es exigente a la hora de demandar servicios.
Se trata de personas que disponen de mayor poder adquisitivo, controlan su tiempo libre, tienen curiosidad por otras culturas y resisten mejor la crisis que el turista heterosexual, como explica la Asociación Internacional de Turismo de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales (IGLTA). Turespaña dice que, si un turista heterosexual tiene un gasto medio diario de 80 euros, el homosexual gasta 130, que dedica a ocio, viajes y consumo personal. Además es fiel a las firmas gayfriendly .