El nuevo monstruo del universo

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN/LA VOZ.

SOCIEDAD

Los astrónomos detectan una estrella supergigante que desafía todo lo conocido: tiene una masa 265 veces mayor que la del Sol y es diez millones de veces más brillante

22 jul 2010 . Actualizado a las 02:53 h.

El universo tiene un nuevo monstruo. Se llama R136a1 y es la estrella más masiva jamás descubierta. Y también la más luminosa. Con poco más de un millón de años de antigüedad, apenas un bebé estelar, el gigante galáctico tiene una masa equivalente a 265 masas solares, aunque su peso al nacer era aún mucho mayor: hasta 320 veces superior al de nuestro Sol. Es, además, la estrella más luminosa jamás vista, con un brillo hasta diez millones de veces mayor que el del astro rey.

La estrella hipermasiva, descubierta por el Very Lage Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO), desafía todo lo conocido y destroza la teoría dominante de que los grandes cuerpos celestes no podían ser más de 150 veces mayores que el Sol. Su estudio puede ofrecer la respuesta a la pregunta que se plantean ahora: ¿cuán masivas pueden ser las estrellas?

No parece probable, sin embargo, que los futuros hallazgos superen al actual a corto plazo. «Debido a la rareza de estos monstruos, creo que es improbable que este nuevo récord sea superado dentro de poco», explica Paul Crowther, uno de los científicos que participaron en el descubrimiento. Y es que R136a1 no estaba sola. Es, cierto, la más descomunal de su especie, pero no la única de enormes dimensiones y similares características. En la Nebulosa Tarántula, situada en la galaxia Gran Nube de Magallanes, vecina de la Vía Láctea, también se han encontrado dos cúmulos de jóvenes estrellas calientes y supermasivas. El equipo de astrónomos dirigido por Paul Crowther, de la Universidad de Sheffield, detectó en la zona varios astros con temperaturas superficiales de 40.000 grados, unas siete veces más calientes que el Sol, decenas de veces más grandes y millones de veces más brillantes.

Su estudio también puede aportar datos vitales para comprender la evolución de las estrellas. «A diferencia de los humanos -explica Crowther-, estas estrellas nacen pesadas y pierden peso con la edad». Al tener poco más de un millón de años, R136a1 está en una edad mediana y ha sufrido una intensa pérdida de peso, despojándose en ese lapso de tiempo de una quinta parte de su masa inicial, o más de 50 masas solares».

Lo que sí parece claro es qué ocurriría si R136a1 reemplazase al Sol en nuestro sistema solar: «Su alta masa reduciría el largo del año de la Tierra a tres semanas y bañaría la tierra con una radiación ultravioleta increíblemente intensa», apunta Paul Crowther. La vida sería absolutamente imposible.