El Festival Aéreo de Vigo fue una gran romería que congregó a 400.000 espectadores en Samil y la ría de Vigo
19 jul 2010 . Actualizado a las 21:08 h.El comandante Alonso, líder de la patrulla Águila, hizo su último vuelo rasante por el paseo de Samil y se despidió por radio de los 400.000 espectadores que seguían sus acrobacias en la ría de Vigo. «Muchas gracias, esperemos vernos el año que viene», dijo el Águila 1 desde su cabina del caza C101 del Ejército del Aire. Misión cumplida. El jefe de la escuadrilla tenía motivos para estar contento porque el pasado sábado el alcalde de Vigo condecoró a las siete águilas con la medalla de Vigueses Distinguidos. La V es el más alto galardón que concede el Concello por prestar servicios a la ciudad. Y quién si no es capaz de entretener y asombrar a 400.000 bañistas en una mañana soleada.
Y es que la patrulla Águila, que celebra su 25.º aniversario, volvió a ser la estrella del Festival Aéreo de Vigo, que ya va por su octava edición. Como ya es tradición, los siete cazas cerraron el evento en formación de flecha y dibujaron la bandera de España con la estela que dejan sus turborreactores. A muchos bañistas se les cortó la respiración cuando dos pilotos volaron en formación de espejo, uno boca abajo, y se cruzaron con otro.
Sin embargo, los buenos deseos del comandante del número acrobático más espectacular del festival podrían frustrarse el próximo año. El problema es la crisis económica que atraviesa el país y el consiguiente recorte del déficit público. La tijera también ha rascado el mundo de la acrobacia aérea. Este año y el próximo, la patrulla Águila reducirá su presencia en los festivales aéreos, tanto internacionales como nacionales. Así lo confirmaba ayer, al término del festival, el comandante jefe Abós, que coordina la patrulla Águila. «Hemos venido siete y ocho años al festival de Vigo, esta ciudad siempre nos trató bien y con cariño, pero quien decide es el Estado Mayor y la realidad es que han restringido nuestra participación en los festivales por temas económicos. Si antes íbamos a cinco, ahora vamos a tres. Ojalá el próximo año estemos aquí», dijo Abós, con buzo azul y gafas de sol de piloto.
Seis horas de espectáculo
La duda sobre la presencia de la patrulla Águila el próximo año planea sobre este festival con categoría de romería popular. Desde primera hora, el pinar de Samil estaba abarrotado de turistas que tendieron sus manteles en la hierba para disfrutar de seis horas de espectáculo. Un picnic amenizado con acordeones y música de fado. Sombrillas, bikinis, y empanadas para admirar diabluras en el cielo que quitaban el hipo. Siguen fieles a la cita los fotógrafos aficionados en primera línea de playa, que captaron con teleobjetivos las cargas de agua del hidroavión Canadair, el descenso de los paracaidistas de Xtreme, los rizos de la campeona Melissa Pemberton, el pase de un bombardero B-52 de la USAF, la escuadrilla Pioner Team que dibujó la bandera italiana o los siete cazas franceses de la patrulla Breitling que lanzaron fuegos artificiales.