Pese a su juventud, en algunos ámbitos, los Yáñez, Berto y María, son una pequeña leyenda en Galicia. Embarcados en algunos de los proyectos más conocidos que Galicia ha emprendido en Internet, ahora se dedican a tiempo completo a una empresa llamada A navalla suiza, que aporta soluciones telemáticas a problemas muy diversos. El escueto grupo que forma la empresa trabaja en un loft en O Milladoiro. Uno de ellos, desde el primer día, lo hace desde Escocia, aunque, como Berto admite sin palabras, eso no ha supuesto ningún problema, por supuesto: «Traballamos con ferramentas sen requerementos presenciais», dice. Así que a veces están allí, otras no, pero siempre están trabajando en equipo: «Os novos móbiles son un alivio. Democratizaron os espazos de traballo».
En su hogar, Berto admite que están bastante rodeados de tecnología: «Rodeados e atentos ao que surxe». ¿También el iPad? «De momento, non. Teno un irmán meu e descubrimos que é un dispositivo moi amigable para os meus pais. Élles máis sinxelo navegar por Internet». Berto cree que la generación que se ha quedado algo descolgada de Internet tendrá más posibilidades con las tabletas: «A min non me interesa, pero paréceme importante que haxa dispositivos intermedios».
Incorporados plenamente a las redes sociales, Berto opina que lo que más le interesa del fenómeno es la permeabilidad con la vida real: «Cando houbo a nevada e Santiago foi moi bonito ver como a xente iba colgando fotos. E, de repente, tiñas unha visión de moitos puntos da cidade coas impresións dos teus coñecidos». Entiende que hay dos registros diferentes, uno para esa imagen que se transmite a través de Internet y otro para la propia comunicación interpersonal: «As veces somos máis áxiles nun rexistro que noutro. Con algunha xente é máis sinxelo mandar un mensaxe escrito que falar cara a cara».
La pareja se gasta mensualmente unos doscientos euros en comunicaciones (teléfono, Internet y televisión), aunque en esta casa la tele está también de capa caída. María, explica Berto, voraz lectora, ya se ha pasado al libro electrónico. Desde luego, aunque no haya niños en su casa, hay una Nintendo DS y una Wii. De vez en cuando van al cine y hasta compran el periódico, dice, tal vez compadeciéndose de mí. Luego me mira y acaba: «Pero o 95% das noticias véxoas por Internet».