El «Santo Cristo de Maracaibo», ¿al fin descubierto?

Daniel Roldán / Colpisa

SOCIEDAD

Un investigador asegura haber localizado, sin ningún permiso legal, el legendario galeón hundido en la ría de Vigo. La preciada carga del barco podría valer 3.500 millones de euros.

27 may 2010 . Actualizado a las 22:52 h.

Uno de los galeones perdidos más legendarios puede haber sido descubierto. «Estamos seguros al 99,9%», comentó Luis Valero de Bernabé. Este investigador marino y su equipo creen que han encontrado el Santo Cristo de Maracaibo, uno de los barcos más buscados, cerca de las islas Cíes. El cazatesoros no quiso ofrecer ningún dato más de su localización, para evitar «hacer el trabajo a otros». El tamaño del pecio, la extensión de los restos, los documentos del Archivo de Indias y del museo naval británico de Grennwich hacen estar seguros a Valero de Bernabé de estar en una pista cierta.

Valero de Bernabé, quien se presentó como representante de la empresa norteamericana See Hunt, se jactó de haber superado a otras empresas del sector, como Odissey, que buscó de forma infructuosa el tesoro del Santo Cristo. El primer contacto con los restos se produjo «de casualidad», cuando el buceador Daniel Moraleja se encontraba en la zona realizando otros trabajos. «Se ven los cañones. Lo único que está bien es la parte que está enterrada. El resto ha sido destrozado por el mar», explicó Moraleja. Dada la profundidad y la situación del buque, Moraleja y Valero de Bernabé coincidieron en que levantar el barco será factible. «Tenemos la tecnología y el capital necesario. Lo único que nos falta es ponernos de acuerdo con la administración», aseguró el cazatesoros.

Además, indicó que su empresa consiguió todos los permisos necesarios en 2004 para analizar la zona; cuando se localizó el barco, se mandaron las coordenadas exactas al Ministerio de Cultura. Sin embargo, fuentes ministeriales negaron que se haya dado permiso alguno. Además, señalaron que la sociedad del Quinto Centenario ya estudió las Cíes entre 1989 y 1992 y delimitó la probable zona de hundimiento. Por otra parte, la Conselleria de Cultura e Turismo negó también que diera algún permiso para realizar un estudio

Perdido 300 años

El cazatesoros no se cortó a la hora de hablar de la carga. Si está en el fondo marino lo que se cree, Valero de Bernabé aseveró que la carga puede valer 3.500 millones de euros. «Pero no tiene un valor hasta que no se vea. En el Atocha, por ejemplo, las esmeraldas de contrabando que se encontraron, valían más que la bodega entera», matizó. Ese tesoro, no obstante tiene un propietario claro: «Es la Armada. Era un buque de una flota española». En la caótica rueda de prensa, tanto el buzo como el descubridor se enzarzaron en discusiones con investigadores invitados al acto. Enrique Lechuga, investigador y secretario general de la Fundación Iberoamericana para el Fomento de la Cultura y las Ciencias del Mar (FOMAR), afirmó que todo lo expuesto «es falso». Este historiador considera que el pecio está a 500 metros y en el sur de Baiona, cerca de la frontera portuguesa.

La leyenda del Santo Cristo comenzó hace casi 308 años. Este hermoso galeón llegaba de América con otros barcos en una flota al mando del almirante y general Manuel de Velasco y Tejada a la ría de Vigo. Su escolta francesa le había recomendado que se protegiera ante la cercanía de una flota enemiga procedente de Inglaterra y las Provincias Unidas (germen de los actuales Países Bajos). Habían «olido» el oro y la plata coloniales que llenaban las entrañas de los barcos estaban al acecho. Las dos flotas entraron en combate el 5 de noviembre de 1702, nada más pasar el estrecho de Rande que dio nombre a la batalla. También sirvió para que Julio Verne situara en las costas gallegas el avituallamiento de oro del Nautilus de 20.000 leguas en viaje submarino.

La pelea se decantó pronto del lado inglés y neerlandés, que causó 4.000 muertos y heridos entre franceses y españoles. Las tropas de los almirantes George Rooke y Philips van Almonde se quedaron con casi todo el tesoro (algo se pudo salvar antes). Los vencedores repartieron la carga entre los barcos más sanos y llenaron el Santo Cristo, ya que era el galeón con mayor capacidad. Sin embargo, el desconocimiento de la zona por parte del capitán hizo que partiera con marea baja; pero el barco no pudo remontar y se hundió lleno de riquezas.