El último tropezón de la duquesa de York

Imanol Allende LONDRES/LA VOZ.

SOCIEDAD

Desde los escándalos sentimentales de su matrimonio hasta su obsesión por obtener dinero fácil, Sarah Ferguson acumula numerosas meteduras de pata

25 may 2010 . Actualizado a las 10:11 h.

Sarah Ferguson, la duquesa de York, no pasa sus mejores días. El ridículo sufrido al haber sido engañada por el dominical News of the World se une a una larga serie de fracasos, meteduras de pata, ligerezas y poco sentido común que han conducido a la ex esposa del príncipe Andrés a que sea uno de los miembros reales cuya presencia es considerada non grata en Buckingham Palace y poco menos que vilipendiada por la sociedad británica y su prensa sensacionalista.

Por lo tanto no sorprende que el domingo por la noche, con motivo de un discurso en una gala benéfica celebrada en Hollywood en la que fue premiada su labor de caridad, la duquesa calificara el día como «duro» y agregara sin matices: «Hoy he aprendido a odiar a los adultos y amar a los niños».

Algunos comentaristas indicaban ayer que no solo la duquesa parece haberse ofrecido a abandonar sus habitaciones en un ala del palacio Royal Lodge, que comparte con su ex marido, el príncipe Andrés, y sus dos hijas, en Windors Great Park; sino que algunos apuntan a que puede estar considerando cambiar su domicilio y establecerse en Estados Unidos.

«Nunca fui como uno de ellos y cuanto más lo intentaba más me distanciaba», indica la duquesa en su biografía My Story, y añade: «Cuando daban las doce de la noche me sentía la menos valiosa, la más fea y la más acomplejada y, con el tiempo, la menos útil».

Los primeros escándalos de Fergie llegaron en 1989, cuando se la relacionó sentimentalmente con un petrolero tejano, y en 1992, cuando fueron publicadas fotos suyas en top less mientras el asesor financiero John Bryan le chupaba los dedos del pie. Las fotos y la historia fueron publicadas por el Daily Mirror, cuando Fergie pasaba unas vacaciones de verano en el castillo de Balmoral, junto a toda la familia real.

La pareja real se separó en 1992 de manera amistosa y se divorció en 1996. Durante los últimos años de matrimonio, Sarah fue acusada de llevar un ritmo de vida trepidante, con numerosos amantes, y por encima de sus posibilidades. En 1996 se supo que tenía un descubierto en el banco Coutts, de la familia real, por valor de 1,2 millones de euros y unas deudas superiores a los 5,5 millones.

Tras su separación del príncipe Andrés se reinventó en EE.?UU. como escritora de cuentos para niños (sin mucho éxito), presentadora de televisión, reportera, productora de cine, conferenciante y cualquier cosa que significara dinero fácil, logrando pagar todas sus deudas anteriores, pero no permitió que el lujo perdiera una pizca de lustre en su ajetreada vida de cara a los medios.

«La duquesa de Pork»

Tras conseguir bajar de peso -durante años fue conocida como «la duquesa de Pork» (cerdo)-, se convirtió en portavoz de Weight Watchers, una organización para ayudar a adelgazar, con una nómina de 2,2 millones al año. Fue en esa época cuando constituyó la empresa Hartmoor, que terminaría en la quiebra con unas deudas de 750.000 euros.

En el 2008 regresaron las críticas por dos polémicos documentales para la televisión británica. El primero lo rodó en un suburbio de Manchester, que tachó de «zona depravada», comentario que los vecinos consideraron una ofensa. Para el segundo visitó un orfanato en Turquía y grabó con una cámara oculta las malas condiciones en las que vivían los niños, lo cual originó un conflicto diplomático entre los dos países.

Ferguson se disculpó en un comunicado por su intento de vender un cita con el príncipe Andrés: «Lamento profundamente la situación y la vergüenza que ha causado». Pero la nueva secretaria de Estado del Ministerio del Interior, la liberaldemócrata Lynne Featherstone, calificó el hecho de «deprimente» y se preguntó «qué pensará la reina de todo esto».