Y Hafida consiguió divorciarse

Jorge Casanova
Jorge Casanova REDACCIÓN/LAVOZ.

SOCIEDAD

Orgullosa de ser la primera mujer marroquí en romper su matrimonio en Galicia contra el deseo de su marido, se ve ahora ante un callejón burocrático sin salida

10 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hafida, madre coraje, atascada en un laberinto legal. Nació en Marruecos, donde se crió y se casó con un hombre amable y social. Un hombre con dos caras: una sobrio, la otra colocado. Insultos, golpes, hijos... Él se vino a España a trabajar y, unos años después, la convenció para que lo siguiera. «Me dijo que iba a cambiar. Pero no cambió». Así que la historia de Hafida en España volvió a la misma senda del terror doméstico hasta que ella se dio cuenta de que aquí el Estado sí era sensible hacia su problema.

Pronto comenzaron las estancias en la casa de acogida, las denuncias, el marido arrepentido... Para entonces, la pareja tenía cuatro hijos, el último nacido ya en España. En medio del carrusel, llegó el momento en que Hafida entendió que de ese bucle no había salida. Que había que romper: «Muchas mujeres de Marruecos están como yo, pero sus maridos dicen que no se pueden divorciar, que el divorcio aquí no es válido, que hay que ir a Marruecos. Pero no es verdad. Mira:...». Y muestra la sentencia, el primer documento de una serie que guarda en una carpeta: denuncias, papeles del juzgado, el historial administrativo de la mala vida. Y de la liberación. «Aquí hay derechos», dice Hafida con determinación.

La barrera

Ella los ha hecho valer y ahora su hija mayor estudia becada en la Universidade de Vigo y ella vive en A Coruña con sus otros tres hijos, el más pequeño de tres años. Se arreglan con dificultades, pero van tirando. Su ex marido no le paga: «Dice que está en paro, que no tiene trabajo», pero Hafida ha encontrado un ilusionante apoyo entre sus vecinos y sigue adelante, hasta que se ha encontrado con un nuevo problema que no puede resolver.

Debe renovar su pasaporte en el que se encuentra su hijo menor y que ahora requiere ya un documento individual. Pero Marruecos no se lo expedirá sin permiso del padre. Y el padre se niega.

Hafida se ha encontrado con que toda la protección que le ha brindado la ley española se desmorona en cuanto se acerca a la legislación de su país. Marruecos no acepta su divorcio español: «Tuvimos que ir a Bilbao y en el consulado nos dijeron que el divorcio no era válido para ellos, que debía tramitarse en Marruecos y que Hafida precisaría de doce testigos para demostrar los malos tratos». Lo explica María José Otero, la abogada que está intentando sacar a Hafida del embrollo.

Por escrito, no

Según la versión de la abogada, pese a que el hijo pequeño ya nació en España, es igualmente ciudadano marroquí, con lo que Extranjería no puede proporcionarle una cédula, equivalente a un pasaporte, en tanto Marruecos no renuncie por escrito a darle pasaporte al niño: «Y ya nos dijeron que no lo harían», confirma María José. Hafida solo conseguirá el pasaporte de su hijo si su marido firma. Y el marido ha recurrido la sentencia de divorcio; es el primer marroquí que ve en Galicia cómo su mujer se divorcia de él contra su voluntad.

«Ella quiere viajar a Marruecos este verano, arreglar allí su divorcio. Está ilusionada con el viaje», dice la abogada. «Pero a mí me preocupa más el año que viene, cuando el niño tenga que renovar el permiso de residencia y no tenga su pasaporte. En ese momento ya estará indocumentado». Hafida no lo entiende. Cómo es posible que después de tanta lucha aparezcan más problemas. Me mira y me dice: «Solo publique esto: ¿no hay nadie que pueda darme una solución?».