La comunidad que nunca regresó

SOCIEDAD

Los judíos que viven en Galicia no superan el centenar, se encuentran divididos y apenas crecen. La mayoría, laicos, viven su cultura con la máxima discreción

07 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En Galicia es más fácil hoy encontrar un lama que un rabino o una mezquita que una sinagoga. Quinientos y pico años después de que los Reyes Católicos barrieran de sus vastos dominios cualquier religión que no fuera la suya, ninguna cultura ha sido tan reticente a regresar como la judía. Al menos en Galicia. Todos los judíos que hoy residen en el país cabrían en un autobús. Y hasta no sería un viaje muy armonioso.

Hace tres años, se produjo un brote en A Coruña con la creación de la primera comunidad religiosa judía, inscrita y registrada en el Ministerio del Interior como la javurá Ner Tamid. Pero la experiencia acabó con severas discrepancias internas que impidieron que aquello progresara. Así que actualmente, la comunidad intenta reflotar con apenas seis familias y el resto pertenecen a la Asociación Xudía de Galicia o viven su fe -en buena parte son judíos laicos- sin pertenecer a ningún colectivo.

Los descendientes

Históricamente, la presencia judía en Galicia fue extensa y hoy está bien documentada. Villas como Ribadavia han hecho de ese pasado un símbolo. Sin embargo, la presencia de judíos en Galicia ronda hoy entre las sesenta y las cien familias, según la fuente que se consulte.

Es una comunidad que apenas crece y cuyos repuntes suelen estar vinculados a la llegada de algunos inmigrantes sudamericanos. Es un hecho que no han vuelto. Y los descendientes de aquellos sefardíes que consiguieron eludir a la Inquisición disolvieron silenciosamente sus linajes durante siglos. Hay quien, como Asaf, un ingeniero de 51 años, recuerda a su madre prender las velas los sábados de su infancia, en Ponteareas; o tapar los espejos de la casa durante un luto. Pequeñas tradiciones que pervivieron durante siglos. Aunque el caso de Asaf, que recuperó la cultura y la religión de sus antepasados, es extraordinario.

¿Por qué hay tan pocos judíos en Galicia? Nadie tiene una respuesta muy clara más allá de la obvia («porque fueron expulsados en 1492»), aunque una de las claves reside en el hecho de que la religión hebrea prohíbe el proselitismo. Ingresar en una comunidad no es nada fácil. Hay que ser perseverante en la solicitud del ingreso, estudiar durante al menos dos años los principales preceptos de esa religión y luego ser aceptado por un tribunal rabínico. Y así se llega a ser judío converso. En teoría, esa condición no supone ninguna diferencia con cualquier otro judío, pero alguna sí que hay.

«Dos judíos, tres sinagogas»

La javurá Ner Tamid, que dirige Ramón López de Oliveira, se declara conservadora, aunque algunos de los que fueron sus miembros la consideran demasiado reformista. En la Asociación Xudía de Galicia, que según sus miembros aglutina a la mayor parte de los hebreos que viven en el país, sí se declaran reformistas, pero López de Oliveira los califica de «ciberjudíos» y asegura que no se trata de una verdadera comunidad.

«Hai un refrán que di: dous xudeus, tres sinagogas», apunta Pedro Gómez Valadés, presidente de la Asociación Galega de Amizade con Israel, un colectivo que promociona la cultura judía en Galicia: «O refrán é tamén unha das claves para comprender a supervivencia deste pobo, que pensa e debate moito».

Valadés es un personaje singular, militante de la izquierda y defensor de la causa judía, dos circunstancias que no se llevan bien actualmente en España: «Israel ten mala prensa porque é un Estado xudeu», dice Valadés. ¿Hay antisemitismo en Galicia?: «Yo no me pongo la kipá por la calle», reconoce Asaf. «Sé que tendría problemas».

Muchos consideran que el conflicto entre Israel y el mundo árabe ha distorsionado la imagen de los judíos confundiendo muchas veces las posturas del Estado de Israel con las de todo el pueblo judío, que no siempre son coincidentes. Señalan cómo las posiciones de la izquierda han olvidado su histórica relación con el pueblo judío hacia una moderna oposición a la política de Israel.

Sin embargo, es raro encontrar un hebreo en Galicia que afirme que por su condición de judío se ha visto sometido a actitudes racistas. López de Oliveira, presidente de la comunidad Ner Tamid y propietario del único restaurante de comida casher que hay en Galicia, apunta que no siente la presión de ese supuesto antisemitismo. Eso sí, tiene una norma en su negocio: «Está prohibido hablar de política».