Óscar Reverter Gil, de 45 años, es profesor de instituto desde hace diez años. Su vocación era la ciencia, pero las puertas se le cerraron. Inició su carrera como investigador con becas predoctorales en la Universidade de Santiago, donde se doctoró en Biología, luego hizo una estancia profesional en Francia y a su regreso a Galicia perseveró en su intento de labrarse una carrera como investigador. Solo que por aquel entonces las posibilidades eran mucho más reducidas que ahora. No existían los programas Parga Pondal, ni Ramón y Cajal. «A la vuelta de Francia no conseguí ninguna beca posdoctoral, opté a una plaza de profesor ayudante, pero tampoco, y eso que también tenía publicaciones. Cuando vi que era imposible fue cuando hice las oposiciones, como tanta otra gente en mi situación», explica Reverter, quien precisa que si hubiera tenido ocasión «no me hubiera importado irme de nuevo al extranjero».
Pero Óscar Reverter nunca abandonó su vocación por la zoología, que ahora compagina con su trabajo como profesor. Es mucho más que una afición, aunque no vive de ella, pese a que mantiene una regularidad de publicaciones en revistas científicas y, durante sus vacaciones, amplía su formación en estancias profesionales en el extranjero. «Por suerte -dice- en mi línea de investigación no necesito de grandes aparatajes, con una lupa, un ordenador y unos libros me voy defendiendo. Trabajo en mis ratos libres con mucha voluntad y esfuerzo».