López de Uralde asegura que aun sabiendo que iba a pasar 20 días incomunicado en prisión por luchar contra el cambio climático «lo volvería a hacer una y mil veces»
08 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Un día después de haber salido de la cárcel, Juancho López de Uralde todavía sigue sin entender la pesadilla que han sufrido, tanto él como sus otros tres compañeros, tras veinte días de prisión preventiva en una penitenciaría danesa. «La actuación del Gobierno danés ha sido una crueldad innecesaria», asegura el director de Greenpeace en España poco antes de coger el avión que ayer por la tarde lo devolvió a Madrid. Lo que peor llevó del cautiverio que le impusieron por pedir a los líderes mundiales una actuación más decidida contra el cambio climático fue la incomunicación y el aislamiento. «Te corroía -dice- no saber nada de lo que estaba pasando ahí afuera». Pero, aun así, afirma que «lo volvería a hacer, una y mil veces».
-Usted se ha quejado del trato desproporcionado que han sufrido de la policía danesa. ¿Se han llegado a sentir tratados como terroristas?
-Por el trato que recibimos sí nos hemos llegado a sentir tratados como terroristas. Lo que hicimos [colarse en la cena de los jefes de Estado de la cumbre del clima y desplegar una pancarta instándolos a que actuasen] fue público y notorio, y la reacción fue dura y desproporcionada. Nos han tratado como a terroristas, hemos estado veinte días en la cárcel y hemos recibido un trato innecesariamente cruel.
-Su situación, sin embargo, ha contribuido a que su mensaje llegara a más gente.
-La principal lección que el Gobierno danés debería aprender de todo esto es que no se puede reprimir a la sociedad civil. La acción que llevamos a cabo sabíamos que iba a tener repercusión, pero que duraría poco. Ahora ha tenido veinte veces más repercusión de lo normal, y llevamos ya veinte días en los que se sigue hablando de lo que hemos hecho.
-¿Ha actuado entonces como un altavoz mundial?
-Con nuestro encarcelamiento, el gobierno danés ha conseguido justo lo contrario de lo que pretendía, porque ha sido un altavoz para nuestra reivindicación: denunciar la falta de compromiso por parte de los políticos mundiales contra el cambio climático.
-Si supiera las consecuencias que su acción iba a tener. ¿Lo volvería a hacer?
-Sí, lo volvería a hacer una y mil veces. Es verdad que no nos esperábamos en absoluto el trato que recibimos, pero sí lo volveríamos a hacer. Solo que si hubiéramos previsto una reacción de este calibre por parte de las autoridades danesas nos hubiéramos preparado mucho mejor y avisado a nuestras familias.
-¿Qué es lo que peor llevó de su estancia en prisión?
-El aislamiento, la falta de comunicación con el exterior ha sido lo peor. Sobre todo en estos días de Navidad, que no sabíamos nada de nuestras familias. Es algo que te corroe, porque tampoco encuentras una justificación al trato recibido. Teníamos la seguridad de que nuestros compañeros en el exterior se estaban moviendo para liberarnos. Teníamos plena confianza en ellos, pero no sabíamos como iban las cosas y si ya no podían hacer más.
-¿Ha valido la pena?
-Sí ha valido la pena, pero el hecho de que haya valido la pena no cambia la dureza de la situación y el hecho de lo que el Gobierno danés pretendía con nosotros. Pero les ha salido el tiro por la culata.