El cantante sacó la pasada semana el disco, tras cuatro años en el dique seco creativo
25 nov 2009 . Actualizado a las 14:56 h.Tres mil personas siguieron ayer el único concierto que Joaquín Sabina ofrecerá en Galicia, dentro de la gira de presentación del disco Vinagre y rosas . La organización optó por un auditorio reducido, con mil localidades sentadas y dos mil de pie que ya antes de la aparición del artista estaban entregados y lucían sombreros como el que en breve aparecería en escena.
Sabina, de traje azul marino y tocado con su inevitable bombín, surgió a la platea diez minutos después de las 21.30 que marcaba el horario de inicio y arrancó con Tiramisú de limón , Viudita de Clicqout y Parte meteorológico, temas del álbum que ayer presentaba. Y cumplió el plan previsto de combinar canciones deseadas por sus fieles con la presentación en sociedad de nuevas historias de Vinagre y rosas .
Pero antes de saltar a los clásicos quiso saludar al auditorio con un «Boas noites» y unas estrofas dedicadas a la ciudad de Vigo. Medias negras y Aves de paso marcaron el comienzo del repaso del repertorio del veterano músico.
Durante las dos horas que duró el concierto, Joaquín Sabina se mostró alegre y con ganas de seguir disfrutando de los escenarios, un medio en el que sabe desenvolverse con soltura. Y el auditorio, entre el que podían verse rostros conocidos, como Iván Ferreiro, cantante de Los Piratas, le siguió con ganas. Si la faceta discográfica la tenía abandonada, no ocurre lo mismo con su presencia en los escenarios.
El andaluz sacó la pasada semana el disco, tras cuatro años en el dique seco creativo. Sabina llegó a decir que necesitó realizar una escapada a Praga para retomar su comunión con las musas. Vinagre y rosas es el disco número dieciocho de Sabina en solitario.