La NASA celebra la misión del «Apolo XI» inmersa en planes para ir a la luna

Tatiana López

SOCIEDAD

El cuarenta aniversario de la llegada del hombre al satélite empieza entre homenajes y subastas de objetos

16 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El 16 de julio 1969 el mundo se quedó ingrávido. Colgados de unos televisores que retransmitían en blanco y negro la salida del cohete Apolo XI a la luna, 600 millones de telespectadores vivieron en su salón la angustia de los astronautas Neil Armstrong, de 38 años, Edwin «Buzz» Aldrin, de 39, y Michael Collins, de 38, desde cabo Cañaveral. Apenas cuatro días después, dos de estos hombres pisaban la luna por primera vez y entraban para la historia para siempre.

Aunque poca gente lo recuerda, tan solo una docena de hombres pisaron la luna en la historia, todos ellos antes de 1972. Tras convertirse en el mejor reclamo de la guerra fría, las misiones lunares fueron siendo relegadas poco a poco en virtud de otras necesidades de la NASA. Una pausa que retomó en el 2004 el presidente George W. Bush, quien en un gesto sin precedentes anunció la creación de un nuevo programa lunar, esta vez destinado a establecer misiones de larga duración en el satélite.

Con la promesa de construir un transbordador eficiente antes del 2015 y de mandar las primera misiones tripuladas para el 2020, estos planes podrían verse frustrados por varias razones. La primera de ellas es la crisis económica que sacude a un país con un déficit de tres billones de dólares y un presidente poco dispuesto a invertir ahora mismo en investigación lunar. Otro de los inconvenientes es la imposibilidad, por ejemplo, de transportar reservas de agua para tanto tiempo, una cuestión que la NASA espera solucionar desarrollando un sistema de localización de agua en el satélite.

Aunque de momento a ninguno de los dos problemas se ha encontrado solución ,desde la NASA se insiste en que los nuevos planes lunares podrían ayudar a avanzar enormemente a la comunidad científica. Entre los proyectos anunciados destacan la instalación de un observatorio de la luna y el análisis más a fondo de sus componentes, lo que podría ayudar a determinar más aspectos del sistema solar.

Por su parte Obama no ha querido dar una respuesta definitiva, pero sí que ha recordado a los investigadores que antes de mandar ningún cohete a la luna el país deberá resolver sus asuntos internos, empezando por una reforma de la seguridad social que podría costar miles de millones de dólares.

En la década de los sesenta el coste se medía en vidas, y el principio del Programa Apolo no parecía optimista. En enero de 1968, un trágico incendio en el Apolo I quitó, en tan solo 17 segundos, la vida de los tres astronautas que realizaban un ensayo de su viaje.

Nueve naves después y sin ningún incidente fatal, por fin el viaje más importante del programa llegó a su ápice a las 15.17 horas del 20 de julio de 1969, horario de Houston, cuando Armstrong transmitió una frase hoy muy repetida en misiones aéreas: «el Águila ha alunizado», en referencia al módulo lunar pilotado por Aldrin. Un día después, diría su frase más célebre: «Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad», mientras caminaba en suelo lunar.

En 1970, sin embargo, este salto pareció haber sido demasiado grande, cuando un fallo técnico provocó una explosión y la consecuente pérdida de oxígeno en la nave, lo que obligó a que el centro de control abortara el alunizaje del Apolo XIII. Hasta el propio presidente Nixon tuvo que preparar un discurso alternativo en caso de tragedia. Los tres astronautas, sin embargo, fueron capaces de sobrevivir a un aterrizaje de emergencia, en lo que la NASA considera hasta hoy un «fracaso exitoso».