Hallados los restos de dos víctimas del lobishome Romasanta

Jesús Manuel García

SOCIEDAD

Los expertos creen que se trata de Benita García y su hijo, asesinados en 1847

21 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Más de cien años después, no todo está dicho aún acerca de Manuel Blanco Romasanta, el lobishome de Allariz. En Newbery, estado norteamericano de Míchigan, se halla la Fundación Lycan, dedicada a estudiar los casos de licantropía del mundo. Uno de sus proyectos es el del Sacamanteigas de Ourense. El antropólogo Ivort Macsaw localizó en esta provincia dos esqueletos que, según dice, pertenecen a personas asesinadas por Romasanta a mediados del siglo XI

X.

Los restos estaban inhumados en un terreno del municipio de Castrelo de Val, próximo al límite con Laza, según Macsaw. La mujer sería Benita García Blanco, de 34 años, y el varón, su hijo Francisco, de 10 años, dos de las víctimas de Romasanta. Ivort Macsaw estudió el terreno durante dos años. Recorrió los lugares por los que pasaba Romasanta y leyó todo cuanto sobre este hombre se publicó. Señala que esas dos víctimas «fueron ejecutadas con prácticas muy violentas, el 13 de marzo de 1847». Los restos óseos fueron analizados por forenses de la Universidad de Míchigan, que certificaron que «presentan deformaciones debido al canibalismo practicado sobre ellas por el asesino Romasanta». El resultado confirma la declaración del licántropo tal como la contó en la Audiencia de A Coruña en julio de 1853. Este hombre padecía un trastorno mental que hacía que confundiera su identidad con la de un lobo. El 9 de noviembre de 1853 fue condenado como autor de nueve asesinatos. Aunque declaró que había cometido trece, la justicia solamente consideró probados nueve.

El alguacil de León

Ivort Macsaw mantiene que Romasanta recorrió lugares para cometer sus crímenes incluso fuera de Galicia. Así, señala que estuvo en el monasterio de Carracedo, en el Bierzo, preso en la Cárcel da Coroa de Ourense y se dejó ver en el Balneario de Caldeliñas (Verín). «Todos estos datos forman parte del descubrimiento, que se convierte en un hallazgo arqueológico e histórico de primera magnitud», señalan los responsables de la fundación, que esperan seguir dando luz sobre este caso.

Ahora tratan de localizar los restos de otro desaparecido, el alguacil de León, que pueden estar en algún lugar de la comarca berciana. El antropólogo Ivort Macsaw consultó -según explica- «

desde los libros que se editaron hasta los artículos de la prensa inglesa, francesa o argelina que recogieron el caso en la época». Añade que no es fácil separar la leyenda de los hechos reales, como tampoco es sencillo reconstruir el caso por «el poco interés que la justicia de la época mostró en esclarecerlo». La Fundación Lycan envió a Macsaw a comprobar los datos disponibles. Le ha sido útil estudiar la cartografía y la medición de los tiempos, «extrapolando las fechas que Romasanta confesó a la justicia con los datos que extraje de mapas. A mediados de 1800 los caminos ourensanos no discurrían por donde lo hacen hoy, las líneas que delimitan los municipios eran distintas y no había embalses -dice Macsaw- . Ha sido importante descubrir los documentos de un anticuario de Verín. En el registro de entrada del balneario de Caldeliñas comprobé cómo Romasanta se registraba en fechas coincidentes con las que dijo haber cometido los asesinatos. Los crímenes no deberían cometerse lejos de allí».