La sanidad holandesa bate récords de calidad con hospitales más pequeños

Juan Oliver

SOCIEDAD

14 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hospitales más pequeños, más prevención, medicina ambulatoria y atención a domicilio, reconversión absoluta del concepto de urgencias y una financiación a medias entre el Estado y los ciudadanos. Esas son las bases del modelo de asistencia sanitaria por el que han optado los Países Bajos, que desde hace años ocupan los primeros puestos de todas las listas de calidad asistencial en Europa. La última, el Índice Eurohealth de la consultora sueca Health Consumer Powerhouse, que ha estudiado los sistemas de salud de una treintena de países, incluidos todos los de la Unión Europea.

España ocupa el puesto dieciocho en ese ránking, con un modelo de atención pública, universal y gratuita que se basa en los grandes centros sanitarios de referencia, y que en Galicia tiene su máxima expresión en los complejos hospitalarios de A Coruña, Vigo y Santiago. Por la senda contraria, modernizando la asistencia primaria y aliviando la carga que soportan los hospitales tradicionales, los Países Bajos han podido apostar por clínicas pequeñas, más fáciles de gestionar y mucho menos onerosas para el erario público.

Primera línea

«Quien tenga un problema de salud debe acudir primero a la asistencia sanitaria de primera línea: el médico de familia, el dentista, el fisioterapeuta, la matrona... Esa primera línea evita que la persona que requiere asistencia solicite innecesariamente una atención más compleja y cara, porque la primera es relativamente barata: suele costar alrededor del 4% del presupuesto total de la asistencia sanitaria», explica el Gobierno holandés.

En España es frecuente que los médicos de familia dediquen gran parte de su tiempo de trabajo a recetar medicamentos, y que los servicios de urgencias de los hospitales estén permanentemente ocupados por muchos pacientes que podrían recurrir a la medicina ambulatoria, pero que desean una atención más eficaz ante la congestión de la asistencia primaria.

«Aquí no sucede eso. Las colas en urgencias no existen, porque solo se admite a los enfermos realmente graves. Y los ingresos hospitalarios se han reducido drásticamente porque no se ingresa a nadie si no es estrictamente necesario. También se prescriben altas con mucha más agilidad», cuenta en Ámsterdam Michail De Vries, hijo de madre española y padre holandés.

Grandes infraestructuras

En los Países Bajos siguen funcionando las grandes infraestructuras hospitalarias levantadas en los años setenta, como el hospital universitario Erasmus, en Róterdam, o el ACM de Ámsterdam. Pero no hay planes para construir nuevos megacentros al estilo del que se ha proyectado en Vigo, ni para ampliar los ya existentes, como ha sucedido con los complejos gallegos de A Coruña, Lugo, Ourense y Santiago.

En los últimos años, Holanda ha reducido de 522 a 438 el número de camas de hospital por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de la media europea, que ronda las 600. Según la idea del Gobierno democristiano del primer ministro Jan Peter Balkenende, no hacen falta más camas, sino una gestión más moderna que permita mantener el gasto sanitario «dentro de unos límites asequibles». El presupuesto público de salud de los Países Bajos ronda el 8,1% del PIB, solo por debajo de Francia en la Unión Europea y dos puntos por encima de España, donde, al ritmo de los últimos años, podría dispararse al 10% antes del año 2012.