La depresión, pese a que cada vez acude más gente a consulta por problemas que realmente no son indicativos del problema, sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada. «La depresión todavía sigue siendo considerada como un estigma social y la gente no acude a consulta», constata el psiquiatra Miquel Roca. Los expertos calculan que hasta un 50% de los pacientes pasan desapercibidos para la sanidad pública. A este contratiempo se une otro aún más peligroso, como lo supone el hecho de que solo uno de cada tres pacientes recibe un tratamiento adecuado, circunstancia que contribuye de forma importante a que a un episodio fácilmente curable se sucedan otros y que el mal acabe convirtiéndose en crónico.
¿Por qué ocurre esto? Porque buena parte de los pacientes abandonan el tratamiento antes de tiempo. Tienen un problema concreto -una separación o la muerte de un familiar directo o una persona querida son algunos de los más comunes-, pero en cuanto empiezan a sentirse mejor dejan la medicación sin haberla completado.
La depresión es una enfermedad que puede acelerar e incluso agravar el curso de otras dolencias, ya que está probado que es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares e incluso para el cáncer. En España es la segunda causa de incapacidad laboral transitoria, por detrás de las disfunciones en el aparato locomotor.