El comercio justo bandea la crisis y crece un 40% en España el en último año

Colpisa

SOCIEDAD

Los españoles gastamos 5,4 millones de euros en 2008, mientras que la facturación de este mercado rozó los 2.900 en todo el mundo.

04 jun 2009 . Actualizado a las 18:46 h.

La filosofía del comercio justo cala cada vez más hondo entre los consumidores de todo el mundo. También entre los españoles. A pesar de la crisis, en 2008 creció más de un 40% en nuestro país esta fórmula comercial solidaria y trasparente que tiene en cuenta los derechos y los ingresos del productor y que garantiza, además de la calidad, que en todo el proceso productivo no ha habido abusos de derechos laborales, económicos, o sociales.

Los consumidores de todo el mundo gastaron el año pasado casi 2.900 millones de euros en productos como café, té, bananas, helados, azúcar, cacao o manufacturas de algodón certificados con el sello Fairtrade-Comercio Justo. En España, dónde estos productos se comercializan sólo desde 2005, las ventas superaron los 5,4 millones de euros, un 40% más que el año anterior. Un 92% de los consumidores asegura además que está dispuesto a pagar más por un producto con este marchamo solidario.

El mundo consumió en el 2008 productos avalados por el sello Fairtrade por valor de 2.894 millones de euros, un 22% que en 2007, cuando la facturación fue inferior a los 2.400 millones de euros. El Reino Unido es el país que más gasta en estos productos, con 880 millones de euros y un aumento del 43% en un año. Le siguen Estados Unidos, (757 millones, + 10%), Francia (255 millones, +22%), Alemania (212 millones, +50%), Suiza (168 millones, +7%) y Canadá (128 millones, +67%).

Los crecimientos más fuertes se dieron en Noruega (73%), Australia y Nueva Zelanda (72%) y Canadá (67%). Las ventas globales beneficiaron a más de 1,5 millones de productores y a siete millones de trabajadores en 58 países del Sur.

En España hay 31 empresas que tienen productos propios certificados con el sello Fairtrade. Hasta ahora se vendían en centros específicos -un centenar en todo el país y ligados a 36 entidades sociales como por ejemplo Irtenmón-Oxfam- pero, como ocurrió en Francia o Suiza, los productos están entrando en las grandes cadenas de distribución y en otros canales comerciales, hasta alcanzar los 2.000 puntos de venta. En España el pionero fue Eroski y le siguieron Carrefour, Alcampo o Lecrec. En Francia están llegando a cadenas hoteleras como Accord o Ibis.

El grueso de la facturación española fue para el café, con 2,9 millones, seguida del cacao (1 millón), helados (0,9), algodón (0,3) azúcar (0,18) y miel (0,08). «Las cifras muestran de forma clara que cada vez más personas quieren estar seguras de que consumen de forma socialmente responsable», afirma Pablo Cabrera, director de Fairtrade-Comercio Justo en España. Cabrera se muestra optimista y confiado sobre el futuro del sector. «En una situación de crisis económica como la actual, los consumidores no sólo no han olvidado la importancia del comercio justo, sino que han apostado más fuerte por los productos certificados» destaca.

Café, té y algodón

Una evolución esperanzadora también a escala internacional, de modo que a pesar de la crisis se registran espectaculares crecimientos en el consumo de algunos productos con certificado de Comercio Justo, como el té. Sus ventas crecieron un 112% y mira ya de tú a tú al café. Un café que es sin duda el producto estrella en la amplia gama de productos de comercio justo y cuyas ventas crecieron un 14%. Los productores de algodón también han visto su demanda casi duplicada -creció un 94%- de modo que en 2008 se vendieron más de 27 millones de prendas como camisetas, vaqueros y toallas elaboradas con algodón certificado. El mercado de la banana certificada con este sello creció un 28%, superó las 300.000 toneladas, y en países como Suiza copa ya la mitad del mercado.

El sello Fairtrade indica que el producto ha sido elaborado y comercializado conforme a los criterios internacionales del comercio justo. Esto supone respeto a los hombres y mujeres que lo han elaborado, con condiciones de trabajo dignas, salario de acuerdo con el nivel del país, sin mano de obra infantil, y que se ha producido respetando el medio ambiente.

Quienes elaboran estos productos están organizados en cooperativas o sindicatos y fomentan con su labor, el desarrollo de toda su comunidad. Las empresas y entidades que compran los productos pagan por ellos un precio justo, es decir un precio que cubre en todo momento el coste de la producción y que permite a los productores vivir dignamente de su trabajo. Además, por cada kilo de productos de Comercio Justo los productores reciben una aportación adicional, la llamada prima de Comercio Justo que se destina a proyectos sociales y de desarrollo de la comunidad productora y su uso concreto se determina democráticamente.

La creciente aceptación «es muy positiva para los agricultores y productores que, a través del sistema de garantías reciben mucho más que sólo beneficios financieros. Para que puedan tener una estabilidad y un plan de futuro, el Comercio Justo, como principio, fomenta las relaciones a largo plazo entre productores y compradores» destaca Pablo Cabrera.