La vacuna podría estar disponible en un plazo de cuatro a cinco meses

SOCIEDAD

01 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La vacuna de la nueva gripe está más cerca. El virus ya ha sido aislado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (Estados Unidos), que también ha determinado su secuencia genética y que en menos de un mes espera espera establecer una cepa de referencia, una especie de prototipo del virus, para entregar a los laboratorios de todo el mundo, tanto públicos como privados, para que puedan ponerse a trabajar en el desarrollo de la vacuna. Así las cosas, y con el trabajo ya avanzado, en un plazo de cuatro o cinco meses estará disponible el esperado remedio. Su proceso de elaboración y fabricación no requiere de ninguna complejidad especial.

«El procedimiento no es distinto al que cada año se sigue para obtener la vacuna de la gripe invernal. Es el mismo», explica Vicente Larraga, director del Centro Nacional de Investigaciones Biológicas (CSIC). Lo mismo opina la catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Salamanca, María del Carmen Sáenz González, quien asegura que «técnicamente es fácil de fabricar».

Después de aislado, secuenciado y fijado el virus prototipo, el siguiente paso será producir una cantidad importante. Para ello se cultiva en células que se infectan con el virus, para luego inactivarlo por medio de distintos métodos. Posteriormente se realizan los ensayos de seguridad en animales y más tarde en humanos. «Se tiene que asegurar que el producto que se ponga en el mercado tenga unas condiciones de seguridad biológicas importantes», apostilla Vicente Larraga. A continuación serán necesarios otros dos meses para que los laboratorios o las grandes compañías farmacéuticas envasen las vacunas y procedan a su distribución. En total, el proceso puede culminar en cuatro o cinco meses.

Fase ascendente

¿Demasiado tiempo, quizás, para impedir que el brote se acabe convirtiendo en una epidemia mundial? Depende. La gripe todavía está en una fase ascendente y lo más probable es que de aquí a un mes, o incluso menos, vayan apareciendo más casos en los países afectados y en otros que se incorporarán a la lista hasta llegar a un pico máximo. Pasado este tiempo se estabilizará y el número de afectados empezará a descender, sobre todo porque con la llegada del buen tiempo y la subida de las temperaturas se frenará el virus. «Estamos en un buen momento porque se aproxima ya el verano y esto conlleva unas características, como son más horas de luz. La luz tiene un componente ultravioleta que inactiva los virus y esto es bueno. Otra característica es que las temperaturas son más elevadas y, por regla general, los virus son muy sensibles a la temperatura y se inactivan rápidamente», explica Luis Enjuanes, investigador del Centro Nacional de Biotecnología. Para el hemisferio norte, entonces, el riesgo será menor, ya que cuando la cepa rebrote de nuevo en otoño o invierno la vacuna probablemente ya esté disponible.

Lo contrario ocurre en el hemisferio sur, donde se sitúa el verdadero riesgo. Allí empezará el invierno, más propicio para la propagación de la gripe.

A la espera de la vacuna, a los enfermos se les administran antivirales que, de momento, han demostrado su eficacia. Estos medicamentos son efectivos si se toman a los dos días del inicio de la enfermedad, ya que reducen sus síntomas y acortan su duración, además de disminuir la capacidad del paciente de contagiar la infección. Pero los virus son esquivos y, ante una defensa, suelen buscar otro camino para evitarla. «Si se utilizan de forma generalizada, los virus crean resistencia hacia ellos», explica Juan José Badiola, director del Centro de Referencia de Encefalopatías y Enfermedades Emergentes.