«Sutiles» diferencias entre el viaje al Polo de Alberto de Mónaco y el de Chus Lago

A. A.

SOCIEDAD

17 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Libro Guinness abre sus páginas a la gesta del príncipe Alberto de Mónaco, que el miércoles se convirtió en el ser humano que ha realizado el viaje más cómodo y placentero al Polo Sur.

Basta comparar su proeza con la excusión de la gallega Chus Lago, unos días antes, para valorar la verdadera dimensión de su empresa, de 1.238 kilómetros de recorrido, por los 1.130 de la aventurera. Además, la realeza monegasca podrá presumir de haber cubierto en diez días el camino que Chus completó en 59.

Sí, porque pocos recordarán el día de mañana en Mónaco el sutil detalle de que la expedicionaria realizó el recorrido sobre esquíes, desafiando con su cuerpo rachas de viento de 150 kilómetros por hora, mientras el príncipe usó para desplazarse una moto de nieve que desafió las inclemencias del tiempo con el parabrisas y de la que se apeó tan solo diez kilómetros antes del objetivo para llegar al Polo Sur esquiando.

Tampoco merece la pena incidir demasiado en el trineo (pulka) de 130 kilos de peso que tuvo que arrastrar Chus Lago durante el viaje para disponer de provisiones. Al fin y al cabo el príncipe cargó con los prismáticos y la bandera que en el nombre de Mónaco clavó sobre suelo antártico. Para mayor gloria de la nobleza retrató el momento al lado de un pingüino emperador.

En cuanto al entrenamiento, la alpinista gallega se preparó previamente en países nórdicos, tirando de trineos con un peso similar a la pulka para ir practicando, mientras el chófer del príncipe arrastró el Rolls-Royce varias veces hasta los cercanos Alpes para que don Alberto se familiarizase con el aire gélido, similar al que encontraría en su aventura.

Una aventura que realizó acompañado por un experto explorador sudafricano, que siempre es más meritorio, ya que se asume una responsabilidad doble al tener que cuidar del acompañante.