Las protestas contra Bolonia amenazan con superar las que provocó la LOU

SOCIEDAD

Las principales críticas hacia este modelo educativo son la privatización y la falta de recursos

14 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El curso universitario ha comenzado caldeado. Aunque a la llamada declaración de Bolonia le quedan pocos meses para cumplir ya un decenio, las protestas en contra de este proceso, cuyo objetivo es crear un espacio europeo de la educación superior, han arreciado en las últimas semanas, y la previsión de muchos es que se intensifiquen en los próximos meses.

Las movilizaciones comenzaron en España hace un par de años, pero con manifestaciones aisladas y poco numerosas. De hecho, las universidades gallegas, que en la campaña en contra de la LOU lideraron las críticas, en este caso han ido detrás de las protestas nacionales. Pero, desde el comienzo de este curso, Bolonia parece haber despertado la conciencia de muchos profesores y estudiantes que aseguran que las reivindicaciones se intensificarán e incluso podrán alcanzar y superar las que se llevaron a cabo en contra de la LOU a finales del año 2001.

Manifestaciones masivas, concentraciones y encierros -con Barcelona a la cabeza-, hacen prever que después del parón navideño las aulas vuelvan a la carga. Incluso en Galicia, las dos jornadas de huelga y las concentraciones convocadas por el Sindicato de Estudiantes tuvieron un seguimiento importante, aunque a años luz de las del 2001.

Las medidas derivadas de Bolonia, sin embargo, se están aplicando en las universidades. En Galicia hay cinco titulaciones que ya se han adaptado a las directrices del espacio europeo, Políticas y Matemáticas en Santiago, Bellas Artes en Vigo, y Terapia Ocupacional y Sociología en A Coruña. El decano de esta última, José Luis Veira, es de los que opinan que las movilizaciones pueden ir en aumento «porque todo el mundo tiene distintas razones para protestar, incluso desde diferentes ideologías».

¿Y por qué se ha esperado hasta el 2008 para rebelarse? Porque no ha sido hasta ahora que la abstracción de una declaración se ha plasmado en medidas concretas. De hecho, los afectados ya se habían movilizado antes. Durante el curso pasado, los alumnos de Ciencias Políticas de Santiago llevaron a cabo huelgas y numerosas concentraciones en contra de la aprobación del nuevo plan de estudios que se adapta a Bolonia. «Por eso las protestas vienen ahora. En el 2010 todo el proceso debe estar terminado y arreciarán las críticas».

Manuel Abelleira, representante en Galicia del Sindicato de Estudiantes, la organización que está liderando las movilizaciones en el ámbito nacional, es de la misma opinión. «Este era o momento ideal, porque antes non se coñecía o plan. Ninguén o explicou para que non se protestase e porque realmente non ten nada bo», señala. Otros prefieren esperar para valorar el alcance de las protestas. «Todo es demasiado inmediato para hacer una valoración -señala un profesor de Sociología de la Universidade de Santiago-, pero en general todo momento de cambio genera incertidumbre».

Es cierto que, en lo que se refiere a Bolonia, cada sector encuentra críticas diferentes. Para los estudiantes, la principal es la privatización. Aseguran que, aunque los posgrados no serán tan caros como los másteres tradicionales (al ser públicos y con precios oficiales), pasarán a tener un valor determinante a la hora de insertarse en el mercado laboral, y sí serán inasequibles (más de mil euros al año) para algunas familias. Por otro lado, otra crítica del alumnado es que percibe que se le va a controlar o a obligar a ir a clase, tal y como se estructura la docencia. En cuanto a los profesores, que valoran los objetivos como positivos, aseguran que han fallado las formas, la falta de comunicación, y acusan también la escasez de recursos para aplicar este proceso, algo que se ve agravado por la crisis. «Lo que más caracteriza la situación es la desilusión ante un plan que debería ilusionar», indica Veira.

Los cambios

Aunque la filosofía es más amplia y camina hacia la movilidad europea y la homologación de los sistemas de educación superior, hay varios puntos clave en la declaración de Bolonia. Las diplomaturas y licenciaturas pasarán a llamarse grados y todas tendrán en España una duración de cuatro años (salvo excepciones, aunque en muchos países de Europa se optó por tres años); serán carreras generalistas y la especialidad vendrá de la mano de los posgrados; los créditos de un título se fijarán en función de las horas lectivas y de los trabajos del alumno, con lo que la asistencia a clase será casi imprescindible; se buscará más financiación con inversión privada, aunque la base seguirá siendo la pública. Si comenzaron las movilizaciones con poco más de 150 títulos adaptados en toda España (los menos polémicos), cuando se adapte todo el sistema universitario, el debate estará servido.