Su presidente, Vázquez Martínez, defiende el carácter científico del estudio de los rasgos de las letras.
09 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Los grafólogos quieren que su disciplina, la que busca los secretos del alma humana mediante la observación de la letra con la que cada uno escribe, adquiera en Galicia rango de titulación universitaria. «Y no pedimos nada extraordinario -señala José Ramón Vázquez Martínez, presidente de la Sociedade Galega de Grafoloxía-, porque en países como Argentina ya es una licenciatura, mientras que aquí solamente existe una diplomatura privada, impartida en centros que nosotros impulsamos».
Nacido en Ferrol en 1929, Vázquez Martínez, que dedicó toda su vida profesional a la docencia -primero como maestro rural en Cerdido, y ya más tarde en Ferrol-, siembra su conversación constantemente de citas en latín: «Si quid est in me ingenii, iudices, quod sentio quam sit exiguum...» (Si en mí hay algo de ingenio, jueces, yo me doy cuenta de lo pequeño que es...). Unas citas que van consigo, comenta, desde sus tiempos de seminarista en Mondoñedo, donde la caligrafía era un arte más.
Contra el espiritismo
El estudio de la grafología, asegura Vázquez Martínez, ha permitido demostrar, por ejemplo, que los espiritistas que cultivaban eso que se dio en llamar la «escritura automática», en la que supuestamente seres de otro mundo se expresarían a través de la mano de un médium, no habitaban otro territorio que el del fraude, con sus espectaculares técnicas.
«Y conste que yo digo ahora esto -cuenta José Ramón, recordando también cómo los espiritistas llegaron a engañar a genios de la talla del gran Víctor Hugo- no de muy buena gana, porque esas supercherías no me gusta mencionarlas ni para rebatirlas, siquiera. Porque lo nuestro es, por encima de todo, una ciencia, que se tiene muy en cuenta a la hora de redactar informes periciales, por ejemplo para los juzgados».
Autor de estudios sobre el carácter -a través de la caligrafía, por supuesto- de personalidades como Cunqueiro, Canalejas, Manuel Fraga, Gea Escolano, Otero Pedrayo o Ricardo Carballo Calero, el presidente de la Sociedade Galega de Grafoloxía afirma que «la letra nos dice quién es cada individuo, al igual que el rostro». E incluso va más allá, apuntando que «el rostro y la letra están imbricados, porque los dos son hijos de nuestro cerebro».
Sostiene que las personas a menudo mienten, pero que su escritura no suele hacerlo. «La letra es un espejo en el que se refleja lo que llevamos dentro» subraya el presidente de los grafólogos gallegos. Y para terminar dice, muy solemne: «Tú ves cómo escribe alguien los rabos de la letras, y eso te lo dice todo sobre el sexo».