Cuando el ordenador está en la Red

Javier Pedreira «Wicho»

SOCIEDAD

Los nuevos dispositivos móviles, tanto teléfonos como portátiles, permiten acceder a la información en cualquier situación a través de Internet

28 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Aunque el concepto no era nuevo, alrededor de 1996 Oracle, junto con otras empresas, empezó a promocionar y vender una gama de ordenadores no muy potentes ni con demasiada capacidad, e idealmente tampoco excesivamente caros, con la idea de que sirvieran para conectarse a una red en la que estarían las aplicaciones y los datos que estos Network Computers (ordenadores de red) manejarían.

Para organizaciones con grandes redes o instituciones educativas y similares que siempre andan escasas de recursos, la idea era que este tipo de máquinas les permitieran bien ahorrar dinero en la adquisición de equipos, bien comprar más unidades por el mismo dinero.

Pero en su momento, ni la idea de Oracle y sus socios, ni la versión que Microsoft sacó al mercado por su cuenta acabaron de cuajar por distintos motivos, entre ellos la escasez de programas disponibles para estas máquinas, la gran bajada de precios de los ordenadores normales frente a los ordenadores de red, que al final tampoco eran especialmente baratos, y, sobre todo, porque en aquel momento eran muy pocas las personas y las empresas que podían permitirse unas redes o unas conexiones a estas en sus casas que fueran lo suficientemente rápidas como para mover esos datos y aplicaciones a una velocidad razonable.

Así, aproximadamente en el año 2000 dejó de oírse hablar de este tipo de ordenadores, pero bien pudiera ser que, como a menudo sucede en estos casos, la idea simplemente haya estado adelantada a su tiempo y que ahora pueda convertirse en realidad, ya que las cosas han cambiado bastante, aunque quizá no exactamente en la forma que Larry Ellison y su empresa hubieran pensado.

Y es que sin duda, uno de los segmentos de la informática que más está dando que hablar en los últimos meses es el de los ordenadores ultraportátiles. Se trata de un tipo de máquinas de tamaño y precios reducidos, y ciertamente de prestaciones acordes, pero que en realidad son válidos para navegar por Internet, comprobar el correo electrónico e incluso manipular algunos de los tipos de documentos más habituales.

De hecho, aunque los primeros ordenadores de este tipo salieron al mercado con versiones de Linux como sistema operativo, ahora existen modelos capaces de ejecutar también Microsoft Windows.

Dada su escasa capacidad de almacenamiento, lo normal es utilizar estos ordenadores para trabajar solo con el conjunto de documentos que el usuario necesita en cada momento o bien con los que este es capaz de meter en sus unidades de almacenamiento.

Pero lo cierto es que hay otro factor que ha cambiado enormemente en el tiempo pasado desde 1996 hasta ahora que permite saltarse esta limitación sin demasiados problemas.

Este cambio, al menos los que estamos del lado adecuado de la brecha digital, está en el acceso a unas conexiones a Internet con las que apenas hace diez años no podíamos ni soñar, y no solo en casa o en el lugar de trabajo, sino casi en cualquier sitio gracias a la popularización de las redes WiFi y de las redes 3G, aunque el precio de estas últimas aún tiene que bajar mucho para que sean asequibles a todo el mundo y para que los usuarios acabemos de adoptarlas y utilizarlas como una opción más.

Servicios en línea

Este acceso prácticamente universal a Internet hace que hoy en día cualquiera de estos ultraportátiles pueda funcionar como uno de aquellos ordenadores de red, algo para lo que no necesita más que poder ejecutar un navegador que permita a su usuario conectarse a servicios en línea para gestionar su correo electrónico, sus canales de noticias, e incluso sus documentos con servicios como Google Docs.

En este sentido, la reciente presentación de Chrome, el navegador de Google, bien puede interpretarse como un paso adelante de la empresa a la hora de intentar consolidar su liderazgo en este campo, ya que ese navegador, lógicamente optimizado para funcionar con los servicios que la empresa ofrece, podría ser todo lo que necesite un ordenador o un dispositivo cualquiera que tenga una conexión a Internet para poder ofrecer a su usuario un acceso a toda su información, sin necesidad de instalar ninguna aplicación más en él. Aunque hablando con propiedad se trata de una simplificación, bien podría decirse que en este caso el navegador se convierte en el sistema operativo y que la red se convierte en el ordenador.

Móviles potentes

Esta tendencia, además, no tiene porque limitarse a los ordenadores ultraportátiles, ya que gracias a móviles cada vez más potentes como el iPhone de Apple o el recién presentado G1 de HTC, basado precisamente en el software de Google para móviles -Android, desarrollado junto a una alianza de 33 fabricantes y operadoras de telefonía-, cada vez será más habitual tener a mano un dispositivo que permita conectarse a Internet y así disponer ya no solo de toda la información que puede ofrecer, sino de toda nuestra información particular en cualquier lugar donde estemos y en cualquier momento.