Un Hawking peregrino augura una semana «exciting» en Galicia

SANTIAGO CIUDAD

El físico descubrió una placa en su nombre, realizó un pequeño tramo del Camino y presenció el botafumeiro en la catedral

23 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Ni divismos ni excentricidades. Stephen Hawking llegó a la capital de Galicia y pese a sus limitaciones físicas se mostró cordial y amable durante toda la serie de actos que se organizaron en su honor. A primera hora de la tarde inauguró una placa en el parque de San Lázaro, y su hija, Lucy, que le acompañará toda la semana, habló en su nombre mostrando su honor por seguir a Paulo Coelho (quien también tiene una mención en este parque de Santiago).

La siguiente etapa fue la de hacer un pequeñísimo tramo del Camino, desde el convento de San Francisco hasta la catedral, y fue ahí donde comenzó el revuelo. El peregrino Zapatones entregándole un certificado, turistas (algunos preguntando, «¿Stephen Hawking, el actor?»), estudiantes y todos los que por allí pasaron y quisieron acercarse o sacar una foto al eminente científico, que demostró una paciencia (tanto él como su equipo), poco frecuente en las personalidades públicas.

El alcalde de Santiago, Sánchez Bugallo, le entregó en la praza do Obradoiro el certificado de visitante ilustre, y fue allí donde Hawking, a través de su ordenador, pronunció unas palabras. El científico aseguró en inglés que «es un gran honor seguir los últimos pasos de muchos peregrinos desde hace cientos de años», se mostró feliz por estar en Santiago «y espero con impaciencia una exciting semana», concluyó. Su hija, Lucy, quiso hablar en castellano y agradeció a la Universidad de Santiago, a los profesores José Edelstein y Jorge Mira «por su simpatía y por el trabajo que han hecho para que la visita fuese posible», al alcalde por organizar el recorrido de un tramo del Camino «y poder seguir los pasos de Santiago, y de peregrinos antiguos y modernos». Finalmente, Lucy Hawking también agradeció la presencia de los ciudadanos que se acercaron al Obradoiro.

La última parada del físico fue la catedral de Santiago, en donde su hija realizó la invocación al Apóstol y el deán, José María Díaz, calificó al científico de «peregrino de la luz», antes de poner en marcha el botafumeiro. Finalmente todo el grupo visitó el claustro de la catedral y Hawking y su equipo regresaron al hotel.

Durante todo ese tiempo, y aunque de forma casi imperceptible, los colaboradores fueron captando todas las indicaciones del científico, como cuando pidió que sacasen fotografías del botafumeiro o cuando se acercó a las campanas gigantes que están depositadas en el claustro. Según su entorno, Hawking estaba disfrutando de la visita y lo cierto es que aguantó estoicamente tanto el recorrido como los flashes de las cámaras de los curiosos. En segundo plano se mantuvieron su hija, que aseguró que estuvo en Santiago cuando tenía seis años; Jorge Mira, y sobre todo José Edelstein. Edelstein, un investigador argentino que lleva cuatro años trabajando en la USC dentro del programa Ramón y Cajal, fue el nexo que hizo posible la visita de Hawking, ya que es amigo de Claudio Bunster, un prestigioso físico chileno con el que trabaja, y a su vez amigo del autor de la Breve historia del tiempo . Un perfecto círculo de conexiones que posibilitó la eminente visita.