«Siempre he preferido que la gente me quisiese a que me admirase y creo que ahora lo he conseguido»
12 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.María Dolores Pradera es una mujer de enorme calidad humana y artística que derrocha alegría y vitalidad por los cuatro costados. Pese a sus 82 años. Después de una larga trayectoria musical, define este momento de su carrera como «una etapa muy feliz». «Siempre he preferido -asegura- que la gente me quisiese a que me admirase y creo que ahora ya lo he conseguido». Momentos antes de su concierto en la plaza de A Ferrería se muestra «preocupada» por su público. Está lloviendo y no quiere que sus seguidores se mojen.
Confiesa que la clave de su éxito se encuentra en no defraudar a sus fans: «Siempre intento que reciban lo que esperan de mí». Generación tras generación todos han amado a esta gran mujer. Asegura que «es como si las abuelas se lo fuesen contando a sus nietos». Jóvenes y no tan jóvenes, todos disfrutan de una artista de la talla de los más grandes.
La flor de la canela es una canción que no puede evitar cantar. Luna de la abril, de Carlos Cano, tampoco puede faltar en su repertorio. Le tiene un especial cariño: «Este fue un tema que cantamos juntos en el espectáculo que hicimos poco antes de que se nos fuera. Pienso mucho en él cuando la canto».
Revela que, de entre todos los artistas que la han acompañado, no podría «escoger solo a uno». «Todos son amigos y se merecen mi respeto», dice, pero confiesa que le gustaría trabajar con Serrat, Rafael y Ana Belén.
Para ella el mundo de la música se encuentra en constante evolución. Por ello receta que «una buena costumbre es poner canciones de siempre al aire actual» y asegura que «la verdad es que no podría poner ningún ejemplo porque los grupos de ahora tienen unos nombres tan raros...»
Para la incombustible cantante, «la música es lo que salvará a los seres humanos y los acercará. El pentagrama es el idioma universal. El que sabe música lo traduce y lo toca, da igual el lugar donde sea».
Ayer compartió escena con Los Sabandeños, con los que afirma haber encajado muy bien. «Nos queremos mucho. Es muy emocionante trabajar rodeada de hombres por todas partes».