Sesión vermú pasada por barro en la romería pontesa de A Fraga

Luís A. Núñez

SOCIEDAD

En apenas dos días ?se levantaron más de 300 cabañas en una ?de las fiestas más populares de Galicia

26 jul 2008 . Actualizado a las 13:07 h.

La fórmula del buen rollo ha dado resultado un año más al Concello de As Pontes para encumbrar su romería, la de A Fraga, entre las citas festivas más populares del verano gallego. Y ayer se encontraron a orillas del río Eume entre 40.000 y 50.000 jóvenes de toda España, según la organización.

Es el caso de Josu y Cristina, él de Bilbao y ella de Vigo, lugar de residencia de la pareja. «Este es nuestro bautismo de fuego», explica Josu calado hasta los tuétanos de alcohol y agua. «A mí me acaban de vaciar una cerveza por detrás», decía, sorprendida, Cristina. Escucharon hablar sobre A Fraga y allí se plantaron en la mañana de ayer, aunque no hicieron caso a las advertencias.

Al comentario de «estás muy limpio», la lluvia de cerveza, calimocho, barro y agua fue una constante durante las casi dos horas que duró una sesión vermú poco al uso, amenizada, por tercer año consecutivo, por la orquesta Galilea. Eso sí, la consigna del «buen rollo» estuvo vigente durante toda la jornada.

Recién llegado de A Coruña y con una melopea considerable, un tal Jimmy vaciaba botellines de cerveza por doquier. Mientras, un ejército de pistolas y rifles de agua trataban de contrarrestar los 8.000 litros de agua que soltaban a diestro y siniestro dos motobombas del Grumir pontés.

«Este é o mellor momento do noso traballo», apuntó Ramón, mientras accionaba la manguera y gritaba a un compañero de servicio, encaramado sobre el camión: «¡Mételles caña!»

En el centro de la fiesta, las garrafas, botellas, botas de vino y artilugios de todo tipo no dejaban de salpicar el clásico Don Simón con coca-cola hasta convertir el campo en un lodazal en el que era ya difícil mantenerse en pie.

Los mayores, desde la banda, contemplaron el espectáculo impresionados, pero acostumbrados ya a una cita que se ha convertido en el día más esperado del año en la zona.

Pandillas llegadas desde Santander y hasta de Almería compartieron juerga y comida con algunos de los más de 300 grupos que construyeron sus cabañas a orillas del río Eume, según contabilizaron miembros de la organización. «Aquí acogemos a todo el mundo y lo compartimos todo», explicaba la teniente de alcalde de As Pontes, Montserrat García.

Para todas las edades

Más tranquilas, Claudia, de 6 meses, y Lara, de un año y medio, vivieron su iniciación en A Fraga con sus respectivos padres, José y Antonio. «El año pasado, al tener a la niña, dejamos de hacer la cabaña -explica uno de ellos-, pero ahora no podíamos faltar a la sesión vermú; es lo mejor con diferencia».

Otro grupo de veteranos «de 40 anos para arriba» explican que no se pierden la romería -catalogada de interés turístico- desde hace un cuarto de siglo, «polo menos», según José Luis, uno de ellos. Aunque, eso sí, reconocen que ya no se pueden meter en el huracán de barro y alcohol.

A las tres de la tarde, la banda baja el telón y entre el fango ya solo se distinguen sonrisas. Claro que el río está a pocos metros y la fiesta se desplaza al cauce. Una marabunta de jóvenes se lanzan al agua antes de la comida y el río se tiñe de barro y vino. «Se colgamos agora un par de anzois seguro que caen as troitas embobadas», concluye un vecino que disfruta del espectáculo.