Otra de las conclusiones destacadas que figura en el Segundo libro blanco de la integración sociolaboral de refugiadas, refugiados e inmigrantes es que la incorporación de este sector de la población al mercado laboral español ha favorecido el desplazamiento de los autóctonos hacia categorías laborales más altas, en la medida que los recién llegados han ocupado las más bajas.
Según relata el informe, se ha verificado que la incorporación de trabajadores refugiados e inmigrantes no ha supuesto ningún impacto negativo en las condiciones laborales de los autóctonos. Los estudios demuestran que los salarios de los españoles no han disminuido, ni sus niveles de empleo tampoco. Es más, el paro ha descendido de manera importante durante los últimos años entre ellos y ha aumentado el número de afiliados a la Seguridad Social. «En todo caso, los bajos salarios y las condiciones más precarias se dan en los segmentos y nichos laborales en los que están más presentes los trabajadores de origen extranjero», resalta este trabajo.
Según afirmó Miguel Pajares, profesor de Antropología en la Universidad de Barcelona y autor de uno de los capítulos del libro, «los extranjeros reducen los desajustes del mercado laboral, ya que al ocupar puestos de difícil cobertura en determinados sectores han provocado el desarrollo de estos y han favorecido la creación de nuevos empleos que desempeñan los españoles».