Cuentan las crónicas que hacia el año 1405 el pirata inglés Harry Paye, célebre corsario, trajo sus barcos a la costa gallega y, desembarcando en Fisterra, se llevó, como parte de la rapiña, una cruz de la iglesia de Santa María das Areas. Ayer una delegación formada por cinco ingleses procedentes de Poole quisieron simbolizar en la iglesia la restitución del patrimonio expoliado. Daviv Watkins, historiador de esa ciudad del condado de Dorset, aventuraba ayer en Santa María das Areas que, tras el robo del símbolos religiosos, el pirata -que era católico- se habría ganado el purgatorio. «Tal vez ahora pueda ir al cielo», expuso Watkins.
La cruz restituida al templo fisterrán no es la que originalmente pudo haber desaparecido. Las crónicas hablan del expolio, pero se le ha perdido la pista al objeto que pudo haber sido sustraído. Watkins considera incluso que es posible que el corsario se llevase del templo el famoso Cristo da Barba Dourada, una imagen venerada por los fisterráns y los peregrinos, que actualmente se encuentra en proceso de restauración. Es posible, dice Watkins, que el Cristo regresase a Fisterra tras el pago de un rescate.
Pero todas las hipótesis son meras especulaciones, ya que no abundan las referencias históricas a los hechos en cuestión.
Watkins llegó a Galicia acompañado de otros compatriotas. Todos ellos, parte de un colectivo que se dedica a recuperar la memoria del pirata y a la organización de actos benéficos.
Si bien la cruz entregada ayer a los fisterráns no es el elemento sustraído, sí tiene un valor especial, ya que en ella está insertado un fragmento de una campana de iglesia descubierto entre los restos del barco San Bartolomé, hundido frente a las islas Scilly en 1597.
Los británicos fueron recibidos por el alcalde, José Manuel Traba, quien durante todo el día hizo de guía por el municipio, mostrándoles el monte do Cabo, el castillo de San Carlos y la nueva lonja, entre otras cosas.
Los de Poole agradecieron la hospitalidad local deshaciéndose en alabanzas hacia pescados, mariscos y vinos catados durante las horas de la comida.
Hacia las siete de la tarde se dirigieron a la iglesia de Santa María das Areas -el exterior se encuentra en obras-, donde fueron recibidos por el cura, al que los ingleses -católicos- entregaron la cruz. La dejaron depositada en una capilla lateral -la del Cristo da Barba Dourada- mientras no se le encuentra una ubicación definitiva. Los británicos seguirán hoy su ruta por Galicia.