La amenaza de cisma en la Iglesia anglicana es tan enorme que ha llevado a que sus líderes consideren la creación de lo que denominan «refugios espirituales», diócesis basadas en el sexo de la persona y no en la geografía, para aquellos que se oponen a la ordenación de mujeres y de homosexuales como sacerdotes y obispos.
La propuesta ha sido recibida con fuertes críticas por el sector más liberal del anglicanismo, que la considera una cesión a las presiones del potente sector tradicionalista que se afianza en las zonas del mundo con un mayor crecimiento de fieles, África, Sudamérica y Asia. Los mismos críticos indican, tal como recogía ayer el rotativo The Times, que si bien esta propuesta puede evitar el cisma, lo que lograría es una Iglesia anglicana convertida en un «queso gruyer», salpicado de agujeros y lagunas, donde unas diócesis permiten la ordenación de mujeres y gais y otras no, a veces quizás solo separadas por pocos cientos de kilómetros.
La Iglesia anglicana ordena mujeres sacerdotes desde 1992 y en la actualidad cuenta con 1.507 y 3.119 a jornada partida. Aunque cerca de la mitad de quienes se están formando actualmente para el sacerdocio son mujeres, apenas ha decrecido la oposición a la ordenación de estas.
La propuesta fue realizada por un comité presidido por el obispo de Manchester, Nigel McCulloch, que entiende que la mayoría que apoya la ordenación de mujeres debería aceptar que las convicciones teológicas de quienes no están dispuestos a aceptarla se inscriben en el catecismo de las enseñanzas y la tradición anglicanas. El mismo informe advierte que la ordenación de mujeres tal como tiene lugar en la actualidad «puede disparar un período de incertidumbre y turbulencias en la Iglesia».
Sin embargo, se podría hacer una segunda lectura de este documento. Por primera vez, la jefatura de la Iglesia anglicana no habla de si las mujeres deberían ser ordenadas o no obispos, sino de cuál sería la forma adecuada de hacerlo. La propuesta de diócesis por razón de sexo es una de las diversas ideas formuladas, aunque, en principio, parece tratarse de la que cuenta con más posibilidades.
La publicación de la nueva propuesta se produce a las puertas de un verano que se prevé caliente en la Iglesia anglicana, cuando se celebra en Canterbury la Conferencia de Lambeth convocada cada decenio. Allí se darán cita todos los obispos de la Iglesia anglicana repartidos por el mundo.