Unas 1.228 personas que nunca han fumado mueren cada año en España como consecuencia del humo del tabaco que respiran en su casa o en el trabajo. La cifra podría aumentar hasta 2.870 si se incluyera en el recuento a las personas expuestas al humo durante su tiempo de ocio. Así lo revela el primer estudio que se realiza en España sobre mortalidad atribuida al tabaquismo pasivo, realizado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona y el Instituto Catalán de Oncología y publicado en la prestigiosa revista Tobacco Control. En el estudio han participado, entre otros, los científicos gallegos Mónica Pérez-Ríos y Agustín Montes, del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Santiago.
Según explica Mónica Pérez-Ríos, el estudio se ha realizado mediante métodos de cálculo aplicados a datos reales de fallecimientos de la Dirección General de Salud Pública. «El tabaquismo pasivo no está considerado como una causa de muerte, por lo que se han tomado causas de muerte en adultos relacionadas con el tabaco y se ha hecho una aproximación», explica Mónica Pérez-Ríos.
La medición se ha realizado desde una perspectiva conservadora, analizando tan solo a personas que nunca han fumado y solo con dos tipos de enfermedades relacionadas con el tabaquismo, las cardiovasculares y el cáncer de pulmón.
Este es el primer trabajo que aborda la mortalidad relacionada con la exposición al humo ambiental de tabaco en España, ya que hasta ahora solo se había estudiado el efecto sobre los propios fumadores.
Más mujeres
El estudio cifra en un mínimo de 820 las muertes anuales de mujeres que nunca han fumado, pero que han estado expuestas, una cifra que dobla a la de los hombres, que es de 408.
Del total de estas muertes, el análisis señala que 771 de las registradas en mujeres fueron por dolencias cardiovasculares, y 49 por cáncer de pulmón. En el caso de los hombres, 348 fallecieron por problemas cardiovasculares y 60 por problemas pulmonares.
Según la doctora Pérez-Ríos, la razón por la cual la cifra de mujeres duplica a la de los hombres se debe a que la población de mujeres que nunca han fumado es muy superior a la de los hombres, un dato que también hace variar los resultados de los distintos países en función del número de no fumadores.
Estudios recientes señalan que el 91% de los trabajadores declaran trabajar en entornos donde no se fuma, lo que podría reducir las cifras de mortalidad en el futuro.