Es un roedor de gran tamaño que puede alcanzar los sesenta centímetros de longitud más una cola de otros cuarenta; pesa unos diez kilos y adora la vida acuática. Si no fuera por su uso en la industria peletera, el coipú seguiría retozando exclusivamente en Sudamérica, pero desde hace algunas décadas se ha colado también en Europa y en España.
Los primeros ejemplares se detectaron en el entorno del Bidasoa, en Navarra, y su presencia parece ya habitual en algunos ríos de Cataluña. Supuestamente, la arribada del animal está vinculada a individuos que habrían escapado de las granjas para acomodarse y expandirse a través de cuencas fluviales y ecosistemas marinos.
La última alarma sobre el coipú ha llegado de Asturias, donde, según algunos grupos conservacionistas, la especie ha llegado a través de la costa cantábrica. El coipú es una animal fundamentalmente herbívoro, aunque también pueden ingerir moluscos. El mayor inconveniente de este animal es su capacidad para destrozar campos de cultivo. En Navarra, está prácticamente erradicado, tras largas campañas de control. En el País Vasco y en Cataluña también han tomado medidas para controlar su población e intentar extraerla de sus ecosistemas.
Hasta la fecha, y según la Consellería de Medio Rural, nadie ha solicitado autorización para criar estos roedores en Galicia. En la asociación gallega de criadores de visón tampoco conocen iniciativa alguna en la comunidad para explotar la piel de este roedor.
Sin embargo, es posible que ni siquiera sea necesario que el animal se escape de una granja gallega ya que, de confirmarse su presencia en el Principado, será solo cuestión de tiempo que cruce la ría y entre en Galicia.