Los controles activados en Galicia para analizar las reses compradas en el País Vasco, tras haberse detectado en esa comunidad varios focos de lengua azul, han revelado la infección de una vaca frisona que, según algunas fuentes, llego a una explotación de la zona de Muxía y que ya ha sido sacrificada para evitar que algún mosquito propague la infección a otros animales. La lengua azul o fiebre catarral ovina es una enfermedad de los rumiantes que no se transmite a las personas, pero provoca graves pérdidas en la cabaña ganadera.
La Xunta guarda mutismo sobre la granja donde se detectó el positivo, al objeto de preservar la explotación y porque no se trata de un foco infeccioso aparecido en la comunidad, sino de un caso importado y detectado a tiempo, que no debería general alarma. No obstante, fuentes generalmente bien informadas apuntan que dos vacas más llegadas a granjas de otras provincias gallegas también podrían haber dado positivo por lengua azul y se está a la espera del resultado del análisis que se realiza en el laboratorio de referencia en Algete (Madrid), antes de su confirmación oficial. Se sospecha que esas reses han llegado de fuera de España.
«Veterinarios oficiais, seguindo o plano previsto, procederon á nova revisión clínica e inmobilización da explotación á que pertencía o animal. A inspección prosegue nas granxas localizadas nas inmediacións do lugar da aparición do caso, para descartar a presenza da enfermidade na zona, sen que ata o momento se detectase ningún indicio sospeitoso», señalaron desde Medio Rural, que confirma la llegada de tres lotes de ganado del País Vasco en los últimos dos meses.
Desde el sector, en Xóvenes Agricultores destacan que la comunidad sigue libre de la lengua azul, e inciden en el buen funcionamiento de los controles. «A sanidade animal, os controis, funcionan perfectamente -dice Tomas Díaz, secretario de Organización de XX.?AA.-, que non nos queiran meter outras comunidades nun problema que non é noso ou dar unha mala imaxe que non temos».