El consumo frecuente de productos del mar es uno de los puntos fuertes de este tipo de alimentación
10 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.Fue un norteamericano, el experto en nutrición Ancel Keys -más conocido como mister Colesterol-, quien, a mediados del siglo pasado, acuñó el término dieta mediterránea . Ahora, un grupo de profesores de la Universidad de Santiago (USC) se ha dejado guiar por el espíritu de Keys para promocionar otra forma de alimentación tradicional menos conocida, pero igual de rica y saludable: la dieta atlántica. Los esfuerzos de esos docentes e investigadores de la USC fructificaron en mayo con el nacimiento de la Fundación Dieta Atlántica, que ya ha sido declarada de interés sanitario por la Xunta de Galicia.
Rafael Tojo, catedrático de Pediatría y patrono de la nueva fundación -a cuyo frente se encuentra el rector, Senén Barro-, está convencido de que la forma de alimentación tradicional de los países del arco atlántico, y en concreto de Galicia, no tiene nada que envidiar a la del Mediterráneo. «Hay puntos en común, pero también muchas particularidades», asegura el doctor.
Entre las coincidencias, Tojo destaca la ingesta de aceite de oliva, vino y frutos secos. Galicia es, de hecho, la comunidad española donde más aceite de oliva se consume. «Al hablar de estos alimentos siempre se piensa en el Mediterráneo, pero lo cierto es que el consumo de nueces y castañas siempre ha sido propio de Galicia; en cuanto al aceite, aquí hubo una gran tradición de autoabastecimiento; muchas casas de labranza contaban con un olivo en sus huertas», explica el catedrático.
La cesta de la compra atlántica posee otros rasgos propios que la identifican: un elevado consumo de productos del mar; muchos cereales, patatas y lácteos; más ternera y cerdo que aves; abundantes hortalizas y frutas de temporada, además de unas técnicas de preparación muy recomendables. «En Galicia se usa más la cocción, la plancha, el horno y el guisado que la fritura, más dominante en el Mediterráneo», explica Rafael Tojo.
Con todo, el médico no se cansa de recalcar los beneficios de los productos que llegan del mar. En ellos se pueden encontrar los famosos ácidos grasos, como el EPA y el DHA, que son fundamentales para el buen funcionamiento de las células y del metabolismo, evitan las inflamaciones del tejido y favorecen el desarrollo del cerebro y de la vista en los primeros años de vida. «Además -añade Tojo-, hay estudios que evidencian que el consumo frecuente de pescado, sobre todo del azul y sus aceites, tiene un efecto beneficioso sobre la salud cardiovascular y la función cerebral y puede proteger al organismo frente a ciertos tipos de cáncer y enfermedades óseas».
Pero la Fundación Dieta Atlántica no sólo se limitará a divulgar estos beneficios. Según consta en sus estatutos, también promoverá investigaciones para conocer los hábitos de consumo de los gallegos, mejorar la calidad nutricional de los alimentos o buscar fórmulas que los hagan más atractivos para la sociedad. «Hay que encontrar la manera de que la gastronomía sea placentera y saludable al mismo tiempo», dice Tojo.