El salmón vuelve al río Eume después de cuarenta años de ausencia

La Voz

SOCIEDAD

XURXO LOBATO

Un laboratorio escocés identificó un ejemplar de un metro de longitud capturado este mes en Ombre El pez podría proceder de la repoblación acometida entre los años 92 y 96.

23 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Durante cinco años, de 1992 a 1996, más de 300.000 huevas embrionadas de salmón salvaje del río escocés North Esk fueron depositadas en el lecho del último tramo del Eume. Decenas de pescadores deportivos participaron en una apasionante iniciativa para devolver el rey del río a un curso fluvial que lo había perdido más de treinta años atrás. Una empresa casi quimérica. La construcción de la espectacular presa de Eume, entre 1955 y 1960, diseñada por el ingeniero coruñés Luciano Yordi de Carricarte, aumentó la producción de energía eléctrica pero supuso un duro golpe para la fauna acuícola. Con los años, truchas, anguilas y, sobre todo, reos recuperaron su espacio. Pero los salmones, unos de los animales más exigentes con la calidad de las aguas, nunca regresaron. Un extraña trucha Hasta que el pasado día 6 una trucha fuera de lo común capturada por un joven pescador en uno de los pozos del coto de Ombre ?un ejemplar de un metro de longitud y cerca de seis kilogramos de peso? despertó la sospecha de un testigo del pesaje del salmónido: demasiado largo para su peso. De modo que se hizo con algunas escamas. Parte de ellas fueron enviadas a un laboratorio escocés de reconocida solvencia en el campo de la ictiología. El experto en salmones Senén Paz, que mantiene relación con el centro de investigación escocés, revela que del estudio de las escamas se desprende que el pez capturado el día 6 en el Eume no es un truchón sino un salmón de tres inviernos en el mar y uno o dos en el río. Probablemente se trate de un zancado (recién desovado). Este último extremo explicaría tanto la desproporción entre el peso y la longitud del salmónido como su escasa resistencia a ser extraído de su medio natural, cuando es proverbial la pugnacidad con la que combaten cuando son prendidos por un anzuelo. Genéticamente es un salmón diferente de los que eran habituales en el Eume. Este extremo conduciría a pensar que se trata de un descendiente de alguno de los esguines nacidos de las huevas sembradas hace unos diez años. Todo un estímulo al optimismo. Las sucesivas campañas de siembra en el río Eume fueron desarrolladas en los primeros meses de los cinco años del período comprendido entre 1992 y 1996. Las huevas se introdujeron en cajas Vibert ?unos receptáculos del tamaño de una cajetilla de tabaco provistos de ranuras de unas dimensiones que permiten la salida de los alevines pero no la de las huevas, y que las protegen de los depredadores? y fueron colocadas en graveras y zonas del río en las que presumiblemente se habría producido la freza o desove natural de los salmones. Los estudios realizados posteriormente para determinar el porcentaje de eclosión de las huevas revelaron que más de ochenta de cada cien habían cubierto su fase satisfactoriamente. Miles de esguines o juveniles de salmón volvían a poblar las aguas del Eume. El milagro La llamada del mar, más rico en nutrientes que el río, se impone en el ciclo vital de estos animales y, ya convertidos en pintos, descendieron las aguas del Eume a millares. Durante años, los promotores de la iniciativa esperaron el milagro. El paso del tiempo marchitaba las ilusiones iniciales, pese a que ya en 1992 el experto en salmones contratado por la Xunta, Carlos García de Leániz, había advertido de las serias dificultades de la empresa y vaticinado «que se olviden los pescadores de tener resultados tangibles antes del año 2010», como recogió este periódico en su momento.