Conde Roa da el cante en la ópera

x. M. c. santiago / la voz

SANTIAGO

El alcalde se enzarzó en una discusión con un iluminador de la obra

30 sep 2011 . Actualizado a las 10:37 h.

La ópera El barbero de Sevilla, representada anteayer en el compostelano Auditorio de Galicia, tuvo una inesperada segunda parte, un espectáculo agregado e imprevisto protagonizado por el alcalde Gerardo Conde. La obra obtuvo un prolongado aplauso del público, que no discriminó en sus ovaciones el polémico colofón operístico: actores, figurantes y músicos sostenían carteles con mensajes del 15-M y de autores como Hessel o Voltaire.

Brilló con luz propia el eslogan estrella de los indignados: «No hay pan para tanto chorizo». Su fulgor cegó a Conde Roa, que tragó saliva al leer la sorpresiva cartelera porque se temió que podía ser un recadito por su posición contraria a los acampados del 15-M en el Obradoiro y su aceradas críticas a ciertos segmentos de la cultura compostelana, que originaron reacciones como la de Luis Tosar.

Por eso, cuando se encendieron las luces y vio que el jefe de iluminación, Baltasar Patiño, extendía su implacable dedo acusador hacia él (así lo interpretó Conde), se vio de lleno en la diana y, encolerizado, se encaró con Baltasar a la salida y lo saludó como «mamón».

El técnico abrió la boca atónito. No entendía nada. Al extender su mano en el escenario había señalado a los técnicos para hacerlos partícipes de los aplausos de la concurrencia, pero el alcalde atrapó la señal en el camino y la hizo suya. Y como Patiño no es de los que se cortan, obsequió con parecidos improperios al alcalde en medio de un gran corro de espectadores.

El tono de los insultos subió al cénit y, para evitar males mayores cuando las manos parecían querer apoyar a las palabras, un conserje se llevó a Conde Roa al coche mientras lo instaba a que se contuviese, que era el alcalde de Santiago. «Como suele suceder en estos casos, no es uno calla y el otro habla. Aquí no ha habido un bueno y un malo. Yo he oído de todo», repasaba ayer ya relajado el alcalde el pugilato verbal, al tiempo que pedía disculpas a su interlocutor.

El conselleiro de Cultura acompañaba al regidor en la salida del Auditorio, pero casi nadie lo vio tras la refriega. Hizo mutis por el foro. Escurridizo como una anguila, apareció en un abrir y cerrar de ojos en su coche saliendo del recinto.

Aunque muchos lo interpretaron como un espontáneo gesto reivindicativo, la presencia de los carteles en El barbero de Sevilla formaba parte del espectáculo, que contó con la participación de la Real Filharmonía de Galicia y del Coro de la Capela Compostelana. El director de esta última, Miro Moreira, relató que sus músicos no sacaron a relucir las pancartas motu proprio, sino en el marco de los criterios fijados por el director de escena, Curro Carreras. Conde Roa criticó el mensaje del 15-M (que no iba dirigido específicamente contra él) por considerarlo inapropiado.