Los bolardos de San Clemente ponen la zancadilla al tráfico

iria ameixeiras SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los coches han derribado y doblado muchos de los postes tras la reforma

31 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Junto a la fuente medieval de San Clemente fueron erguidas dos ringleras de bolardos. Algunos de los postes, a cinco meses de su apertura al tráfico, han sido derribados como en un juego de bolos y muchos otros continúan pendiendo de un hilo. La ubicación de los mismos entorpece la salida de los coches del aparcamiento y como consecuencia ha provocado que en ciertas ocasiones los vehículos se los lleven por delante.

Tal es la historia de Dolores Vilavedra, una vecina de Bertamiráns, que cada día pasa con su coche por la zona. Subiendo la pequeña cuesta con desembocadura en Correos, Vilavedra atropelló uno de los bolardos. «O primeiro da fila tirárono a dous días de colocalos. Repuxérono, e quince días máis tarde volvín dar eu contra el», relata. Están tan bajos que en un día de lluvia tenerlos en cuenta es tarea ardua. Ademas, como usuaria asidua cree que para los peatones no es sencillo distinguir entre la zona asignada a los coches y la calzada de los viandantes.

Los vecinos también hablan a cerca de la situación. «É un desastre total», comenta José Antonio Hermo. Desde el otro lado de la barra del restaurante La Trinidad, una de las camareras asiente con la cabeza a las explicaciones de Hermo, quien expone que el más lacerante es el de la rampa. También él insiste en que sería prudente definir la zona peatonal. «Ao mellor a isleta non era tan estética, pero si máis eficiente», añade al respecto. En estos momentos los postes de esa hilera están, prácticamente en su totalidad, inclinados. Y, sin embargo, es consciente de que un cambio ahora «é difícil».

De la misma opinión es Alejandro Fernández, uno de los trabajadores del bar Croques. «Os bolardos levan caendo desde o primeiro día». Así, no entiende como después de veinte meses de obra no haya un mejor mantenimiento.