Más de 40.000 apellidos gallegos pueden desaparecer

Bea Abelairas / Ana Rodríguez

SANTIAGO

Los 200 sobrenombres gallegos más frecuentes copan el 60 % del total, mientras que formas como Alfaiate, Láncara, grove o compostela podrían extinguirse, porque los llevan menos de cinco personas

07 ago 2011 . Actualizado a las 18:49 h.

Los gallegos del próximo siglo corren el riesgo de apellidarse Rodríguez. Todos. Al menos, esta es la teoría de los estudiosos de los nombres familiares, que recuerdan que los 200 apellidos más frecuentes en Galicia suponen el 60% del total, mientras que el 40 % restante se reparte en más de 40.000 formas que pueden desaparecer. «Se a situación non cambia, dentro de cen anos todos os galegos se apelidarán Rodríguez porque, por mero efecto estatístico, os máis frecuentes tenden a aumentar e os outros a reducirse», explica Ana Boullón, profesora y responsable de la sección de onomástica del Instituto da Lingua Galega (ILGA).

Mucho antes, es posible que solo en unos años, desaparecerá Láncara, que solo lleva un vecino de Ribadeo; Noalla, que tienen dos del municipio ourensano de Barbadás; Ames y Barqueiro, con tres formas cada uno; o, entre otros muchos, apellidos medievales como Alfaiate, el nombre de los sastres y que solo sobrevive hoy gracias a cuatro personas de la localidad ourensana de Carballeda de Valdeorras.

La historia de las familias Ames es una de las que ilustra las consecuencias de la castellanización que han sufrido la mayoría de los apellidos que ahora están en peligro de extinción. De la forma gallega solo quedan tres, pero de su traducción al castellano -Yáñez- hay 7.055 ejemplos por toda la comunidad. Ana Boullón cuenta que eran los funcionarios de los registros los que los traducían al castellano. De hecho, han localizado numerosos documentos en los que figuran las formas originales y, unas líneas más abajo, las nuevas versiones que iban asignando. «Isto foi a partir do século XVI, en contra da vontade das persoas que levaban os apelidos, que moitas veces non o sabían nin sequera». Y así los Afonso, una forma gallega de la Edad Media que a partir del siglo XVI se fue castellanizando, se convirtieron en Alonso: hoy en día sobreviven 1.055 Afonsos frente a 43.631 Alonsos. Lo mismo les sucedió a los Martís (quedan 213) o Martins (1.002), que pasaron a llamarse Martínez y que ahora suman 113.448.

Nuevo diccionario en dos años

Los expertos en onomástica gallega recuerdan, sobre todo a los poseedores de apellidos en peligro, que es muy sencillo recuperar la forma gallega original: simplemente hay que cambiarla en el registro. Para justificar esta acción, resaltan que tener un apellido diferenciador es bueno para la sociedad, que gana en riqueza cultural, y para las personas, porque les aporta más identidad.

Además, la Real Academia de la Lengua Gallega ha elaborado un boletín en el que da cuenta de otros muchos casos, y un grupo de cuatro expertos (los profesores de la Universidad de Vigo Gonzalo Navaza y Antón Palacios, junto a las lingüistas Luz Méndez y Ana Boullón) preparan el primer diccionario de apellidos gallegos. Hablará sobre todo de los orígenes de aquellos que aún cuentan con más de 30 propietarios vivos, aunque también dedicará espacio a otros sobrenombres peculiares, independientemente del número de portadores. «Informaremos sobre o número e cales son as formas medievais, xa que están moi ben documentados dende o século XIII», precisa Ana Boullón, que tiene claro que la publicación tendrá una «función social importante, porque a todo o mundo lle interesa o seu apelido». Y de nuevo insiste, además, en que los únicos capaces de salvar a los apellidos en peligro de extinción son sus propietarios, que pueden hacer uso de las nuevas leyes y favorecer que el minoritario sea el que pase a sus descendientes.

Por eso, la lingüista considera que una norma basada en esta premisa sería mucho más sensata y útil que dejar la decisión definitiva en manos de los funcionarios del registro cuando no existe un acuerdo previo entre los padres: «Deberían pensar cal é o mellor apelido para os seus fillos, e sempre convén elixir un que resulte diferenciador, como se adoita a facer cos nomes», zanja.

Rodríguez es actualmente el apellido más común de Galicia, mientras que García lo es en el resto de España. Un total de 236.756 gallegos llevan esta forma cuyo origen es patronímico, según los expertos del Instituto da Lingua Galega. Los primeros documentos en los que aparecían los Rodríguez en Galicia datan del siglo X, cuando solo se escribía en latín. Su forma gallega coincide con la castellana.