Los montes de Rañalonga, en Brión, volvieron a convertirse ayer en el epicentro del mundo equino y atrajeron la atención de cientos de personas que acudieron al recinto para disfrutar de las actividades enmarcadas en la Feira do Cabalo, que cumple este año su vigésimo octava edición. Las más seguidas fueron, como en ediciones anteriores, las pruebas de salto y las carreras. Junto al público en general, más de cuatrocientas personas participaron directamente en las pruebas, que comenzaron por la mañana y siguieron por la tarde.
La mayor afluencia de participantes se registró en la tradicional ruta, que transcurrió por la mañana. Los jinetes se concentraron a las diez y media de la mañana para recorrer a caballo el cauce del río Tambre, en el monte de Rañalonga. Mientras unos disfrutaban del paseo, en el recinto de la Feira do Cabalo se desarrollaron las pruebas de salto, arrastre, salto con potencia y carreras, de las que formaron parte cerca de un centenar de participantes. Los ganadores de estas pruebas se llevaron un total de cuatro mil euros, que fueron entregados poco antes de iniciarse el espectáculo «embretada de xovencas».
La polémica suscitada por las críticas vertidas desde el colectivo antitaurino Galicia, mellor sen touradas no tuvo consecuencias finalmente. Rubén Pérez, portavoz del colectivo, confirmó unas horas antes que no asistirían porque, «non queremos xerar problemas». Pero insistió en que el espectáculo denominado «embretada de xovencas» está fuera de lugar. De hecho, señala que aunque se asegura que al animal no se le toca, «sempre hai sufrimento, xa que o animal non sabe o que está a pasar. Pode que non sexa físico, pero si é psíquico».
Por su parte, el alcalde de Brión, José Luis García, lamentó las críticas e insistió en que se trata de una actividad muy habitual en América, Italia y Francia, en la que unos jinetes «intentan, non sempre con éxito, que tres xovencas entren nun recinto máis pequeno». Este espectáculo, que se celebró ayer por vez primera en Brión, no comenzó hasta casi las ocho de la tarde cuando finalizaron todas las pruebas y carreras y tras entregarse los premios. En él participaron jinetes de Porto do Son, Ribeira, Boiro, Dodro y Brión. Cada uno de los jinetes tenían un color, que coincidían con el de otros tres terneros, a los que debían sacar de un cuadrado más grande hacia otro más pequeño empleando para ello solo la destreza.