«Entregar comida no es solo cuestión de coger y dar, también es preguntar ¿cómo estás? ¿qué necesitas?»

A.?R. SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

18 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El párroco de San Caetano es uno de los veteranos del barrio. Lleva más de cuarenta años formando parte de su iglesia. Dos de esas cuatro décadas ha trabajado también en el proyecto del reparto de alimentos que tuvo que ser interrumpido por la falta de voluntarios. Este agosto retoma la actividad.

-¿Cuándo llega a la parroquia de San Caetano?

-Pues hace ya muchos años. Llevo cuarenta, desde 1970.

-¿Cómo surge el proyecto del reparto de alimentos?

-Ya casi ni lo recuerdo. Hace veinte años se empezó a hablar de que la Comunidad Económica Europea daba alimentos de manera gratuita y que únicamente teníamos que ir a buscarlos a A Coruña. Encontré a varias personas decididas a colaborar en ello y comenzamos con el proyecto.

-Así que lleva dos décadas dedicado al reparto.

-Casi. En realidad, hace cosa de cuatro años nos vimos obligados a interrumpir la actividad porque, desgraciadamente, nos quedamos sin voluntarios.

-Pero no es nada fácil colaborar como voluntario.

-Hombre, yo les entiendo. Es difícil ser voluntario porque tienen que aguantar las críticas de la gente de si le dan a este o al de más allá que no deberían y por qué. Encima de trabajar y no cobrar un duro, que te critiquen, pues tampoco.

-¿Cuándo se reanudará el reparto de alimentos?

-Este mismo agosto. Ya tenemos aquí parte de la comida. Esperaremos porque ahora está la gente de vacaciones o por ahí y es más complicado. Además los alimentos que tenemos no son perecederos.

-¿Cuál es el perfil de los voluntarios?

-Pues hay un poco de todo. Señoras casadas, solteros, trabajadores, jubilados. En general hace falta que tengan cierta agilidad, que se defiendan, porque tienen que subir y bajar cajas, preparar bolsas y todo eso pesa. Si físicamente no son capaces de hacerlo pues no pueden ayudar.

-¿De qué manera se lleva a cabo el reparto?

-Viene la gente y espera aquí en la puerta de la iglesia. En el piso de arriba están las bolsas y en el piso de abajo es donde les recibo. Converso un poquito con ellos porque, en mi opinión, no es solo coger y dar sino que hay que preguntar ¿qué tal estás? ¿cómo te ha ido? ¿necesitas algo en especial? Tiene que ser algo humano.

-¿Hay que cumplir algún requisito para acceder a la comida?

-Únicamente ser de la parroquia para llevar un control y evitar que cojan comida de varios sitios. A parte de eso no discriminamos a nadie. Vienen testigos de Jehová, evangelistas, etcétera. Aquí no preguntamos a nadie cuánto va a misa.