«Cada novela es un reto, y la de aventuras por definición»

Concha Pino SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

Con esta obra, en la que recrea un viaje trágico, ganó la última edición del premio Torrente Ballester

08 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Extremeña afincada en Madrid y con fuertes vínculos con A Mariña luguesa, Milagros Frías estuvo en Compostela para hablar de la novela con la que ganó el premio Torrente Ballester, El verano de la nutria , la aventura trágica que vive una mujer cuando emprende un viaje con el que deja atrás su vida.

-¿Por qué revistió de aventura una tragedia?

-Pienso que la aventura para que sea creíble tiene que tener un componente trágico potente y fuerte, que haya riesgo, peligro, que la reacción tenga que ser contundente para superarla. Lo requiere el género. La ventaja de querer hacer una novela literariamente buena con un género que exige ritmo, sucesión de escenarios y cambios temporales es un reto para una autora que en las novelas anteriores se ha ceñido a unas claves más pacíficas. Si cada nueva novela es un reto, el reto por definición es la de aventuras.

-El título alude a un verano iniciático, al de la pérdida de la inocencia.

-En ese gran caladero que queda en la memoria de un tiempo pasado inmensamente feliz está el material de que nos nutrimos en momentos de desánimo y desesperación. En el fondo, en esta novela de aventuras que puede remitir a Homero, a Dafoe o a Conrad hay una extrapolación de lo que sigue pasando en esta sociedad y pasará dentro de mil o dos mil años, y es que el hombre es de una fragilidad extrema y vive en un medio en el que acecha el peligro de la indefinición, el azar y el riesgo, y que cuando una situación de este tipo (la que vive la protagonista) se materializa es un lotería negativa. La positiva está al principio, en el viaje.

-El final lleva a pensar que nada es verdad.

-Creo que la novela que trata de contar la verdad con mayúsculas abre los ojos a un mundo nuevo, y una vez que se han abierto se vuelve de ese mundo con más incertidumbre que a la ida, porque se ensancha el conocimiento, se pierde la inocencia y se relativiza.

-Es su quinta novela y decía que es diferente a las anteriores. ¿Para un autor es imprescindible el recorrido, crecer literariamente?

-Para mí, escribir es un reto como escritora, pero también como persona. Esa madurez que te dan los años es un bagaje que te proporciona unas herramientas y unas armas que cuando se es joven no se tienen. Por eso el largo recorrido en la literatura me parece fundamental. Me hubiera gustado ser autora de una obra única, pero como no es el caso voy a luchar por la excelencia, por conseguir aproximarme a ese tipo de novela que cuando se lee se retiene en la memoria. Y para eso cada novela se tiene que plantear como la aventura de escribir, como un juego, pero también como un derroche de vocación y de trabajo.