Camina con un asno desde el centro de Francia para curarse

SANTIAGO

El normando Christophe Dumont busca más vida para su corazón al lado ?de su compañero «Valentin», con el que partió de Tours hace ya unos dos meses

03 jun 2010 . Actualizado a las 09:37 h.

Viven a día de hoy en el Camino de Santiago, pero antes de iniciarlo casi a finales de marzo (llevan andando dos meses y una semana, aproximadamente) lo hacían en Deauville (Normandía). Calzaron sus zapatos y sus herraduras, respectivamente, y se echaron a andar en la ciudad francesa de Tours (departamento de Indre-et-Loire, región del centro). Pasaron por Bordeaux y también por Saint Jean Pied de Port. El hombre es Christophe Dumont y tiene 43 años y el asno es Valentin , de 10. Los dos peregrinan.

Hace ya tiempo que Dumont tenía ganas de hacer el Camino, pero fue un grave problema de corazón que casi le cuesta la vida lo que le hizo decidirse y afirmar: «Hay que hacerlo». El médico le recomendó caminar y se lo tomó a la tremenda: está haciendo algo así como una larga ruta del colesterol a través de la que, a su llegada a Santiago, habrá recorrido muchos cientos de kilómetros. Para nada camina solo porque Valentin , más que un asno, es un amigo. Christophe se encargó de educarlo para este periplo, ya que nunca antes había transportado cargas ni tampoco trabajado con humanos. Ahora, en cambio, ya es uno más: «Le hablo mucho», confirma Dumont. Buenas conversaciones debe mantener el animal, porque ha hecho compañeros a más no poder y muchos caminantes adelantaban ya el haberse cruzado, no con el hombre, sino «con el asno Valentin ». Pasaron por O Cebreiro a velocidad de relámpago y poco más tarde ya estaban alcanzando Liñares, a unos tres kilómetros. Y eso es porque los dos, dice Dumont, «ça va bien». Valentin aprovecha la charla con Dumont para olisquear el territorio y también al extraño. «Tranquille, Valentin ». Con su dueño lo está, es pacífico y, por supuesto, los dos pasan la noche al ras: «No puedo dormir en albergues, pero tengo tienda de campaña». Tampoco gozan de la posibilidad de sentarse juntos a comer a cubierto ni Dumont puede sacarse de la manga mucho tiempo para visitar monumentos o comprar recuerdos. «Con él es difícil», dice. Por eso, el Camino turístico no le ha afectado gran cosa, pero sí el espiritual, en el que busca una vía de curación.