«Los restos del Apóstol son auténticos, no hay duda»

Concha pino

SANTIAGO

Habló en el Ateneo del hallazgo de la tumba en las excavaciones realizadas por López Ferreiro en 1880

23 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En el programa de conferencias y coloquios que celebra cada lunes el Ateneo de Santiago intervino ayer el profesor José Carro Otero, doctor en Antropología Física y uno de los grandes eruditos cuando se trata de la historia del Apóstol Santiago y de la ciudad. Por eso habló sobre Antonio López Ferreiro y sus excavaciones en la Catedral de Santiago, en las que halló los restos del Apóstol. El tema viene a cuento, además, porque el día 20 se cumplieron cien años del fallecimiento del historiador, arqueólogo, escritor y canónigo compostelano.

-¿López Ferreiro marcó un antes y un después en el culto al Apóstol?

-Que los restos del Apóstol y dos de sus discípulos, Teodosio y Anastasio, estaban en el subsuelo de la Catedral se sabía, pero no en qué lugar exactamente. Y fue López Ferreiro quien los encontró en las excavaciones que se llevaron a cabo bajo su dirección en 1879. En 1589, siendo arzobispo Juan de San Clemente, se cambiaron de lugar cuando Francis Drake estaba invadiendo A Coruña y se sabía su intención de avanzar hacia el interior, en una época en la que los protestantes y anticatólicos querían destruir los grandes símbolos católicos. Permanecieron ocultos dos siglos en el lugar donde está la cripta actual.

-¿Y en la misma urna de plata en que se veneran?

-Sí. La cripta se adaptó entre 1880 y 1885 para hacerla visitable, y fue cuando se aprovechó para hacer el estudio con la instrucción de un proceso canónico a instancias del cardenal Payá. En 1884, el Papa León XIII promulgó la bula Deus Omnipotens , que declara la autenticidad de esos restos.

-¿La controversia sobre su autenticidad...?

-No, no, no, no hay controversia. Expliqué cómo se hizo el estudio, que no contradice nada. Determinó que son restos de varón, que son de tres personas de mediana edad, de las que una es más anciana. Y en tercer lugar, hay una pista determinante: la de que de los tres conjuntos de huesos, el número dos corresponde al del Apóstol, porque dicen que le falta un trocito de hueso. Y ese trocito coincide con el que Xelmírez envió a Italia, a la ciudad de Pistoia, en el siglo XII. No hay duda de que son auténticos.

-¿Xelmírez fue el impulsor de la peregrinación?

-Lo que hizo fue conseguir el privilegio del Año Santo, porque la peregrinación ya funcionaba desde el siglo IX, pero como buen gestor que era, mejoró las cosas. Logró que Santiago fuera declarado en el siglo XII, por el Papa Calixto II, el primer centro de peregrinación de la cristiandad, antes que Roma y Jerusalén, que obtuvieron el privilegio en el 1300.

-¿Se reconoció a López Ferreiro como merecía?

-Tuvo sus pros y sus contras, porque no somos dados a reconocer a los demás. Era un sacerdote muy humilde. Le ofrecieron ser obispo por este hallazgo, pero lo rechazó. Su trabajo fue muy sólido, como el de escribir la historia de la Catedral, y de la ciudad, una obra en once tomos imprescindible, clave.