¿Qué hemos aprendido como Universidad en los últimos años?

María del Carmen Fernández Morante

EDUCACIÓN

23 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace ya algún tiempo afirmaba parafraseando a Nancy Dixon que la Universidad de Santiago es una organización viva y llena de talento, una organización que aprende. Tengo para mí que las instituciones inteligentes son aquellas que intencionalmente aprovechan los procesos de aprendizaje individual, grupal y del sistema, para transformar la organización en modos que satisfacen progresivamente a todos. Y es por ello que en momentos como el que vivimos de convulsión, desconcierto y desilusión (un final de ciclo en la USC) me pregunto con más fuerza qué hemos aprendido. Porque sin duda somos una organización inteligente y hemos de mantener viva la ilusión y la confianza en nuestro talento.

Hemos aprendido la necesidad de pequeñas dosis de pragmatismo que nos permitan anteponer el interés común y un proyecto-de-universidad-para-tod@s a los intereses de grupos (llámense plataformas, partidos, sectores, centros?). Y por tanto que un Proyecto-de-Universidad es mucho más que un pacto porque se construye desde la pluralidad y refleja las inquietudes y legítimas aspiraciones de tod@s los miembros de la comunidad universitaria (alumnado, profesorado y personal de administración y servicios).

Sabíamos que el diálogo y la negociación son las bases de la convivencia y, por eso, hemos aprendido que una organización inteligente no puede consolidar dinámicas de «toma de decisión» en las que no se siente reflejada pero sí concernida. Hablamos de formas, procedimientos de gestión, proyectos de excelencia? Si «somos excelentes» o aspiramos a la excelencia, digo yo que: ¡¡¡ algo tendrá que decir la comunidad universitaria!!!

Y aspiraremos a la excelencia tod@s. La salud es un eje fundamental para la Vida, pero la Vida es mucho más: Calidad de vida, Naturaleza, Ecología, Interacción social, Pensamiento libre, Arte y expresión creativa, Comunicación, ?

También hemos aprendido que concebir la Universidad como una institución moderna y emprendedora no significa desvirtuar su identidad. Somos Academia, Institución Científico-Educativa que desarrolla una función social y que se debe a la sociedad. Por convulsos que sean los tiempos de cambio, por atractivas que sean ciertas modas o tendencias, no podemos perder la referencia de lo que es nuestra esencia: docencia, investigación y proyección social. Una organización inteligente apostará sin duda por un proyecto que recoja con ilusión la legítima aspiración de tod@s a desarrollar dicha esencia en igualdad de condiciones y sin desequilibrios.

Y, finalmente, hemos aprendido la importancia de sumar y no restar. Que tenemos talentos múltiples y en el Proyecto Universitario tod@s somos necesarios. Lo que es bueno para unos, lo es para la institución y todos debemos «arrimar el hombro» en las situaciones difíciles. La comunidad universitaria de base en bloque rechaza un mal acuerdo para Medicina, que lo es para todos, porque todos somos Universidad de Santiago. Este es un ejemplo de inteligencia colectiva y una muestra de lo mucho que yo pienso que hemos aprendido.