«Lo mejor que tiene Santiago es que es una ciudad con un extraordinario equilibrio social y que en los próximos años no debe temer por la falta de infraestructuras, porque ese tema está encarrilado. Hay otras cosas que me inquietan más en estos momentos: me preocupa la situación de la Universidade, y mucho. No es como un año santo, que puede ser circunstancial. Se trata de un pilar estructural de la ciudad y de la sociedad, no solo compostelana, y para mí es el punto que presenta más fragilidades, porque alguien se dedicó a ponerle un pie encima a la USC para que crecieran las demás, pero el tiempo, y más de quinientos años de historia, han puesto a cada uno en su sitio. La educación es clave para ganar el futuro, y la Xunta debería ser muy sensible con este asunto y no rebajar un solo euro su inversión».