El artista cubano presenta en el «Off» del Festival dos Abrazos una propuesta gestual con materiales reciclados
19 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Es matancero, de la linda provincia del occidente de Cuba, de Colón exactamente. Se llama Guillermo Horta, y un día de 1993 fue invitado a Austria con su compañía para presentar allí el espectáculo que hacían. La compañía no pudo viajar pero él sí, y en aquel país se estableció, residiendo actualmente en Tenerife. La sección Off del Festival dos Abrazos lo presenta hoy, a las 18.30, en Praterías, en un espectáculo de danza titulado A arte de vestir un kimono de seda , una propuesta influenciada por el trabajo gestual fruto de sus estudios en India y Japón, y en el que utiliza materiales reciclados.
-Ser cubano con nacionalidad austríaca, estudioso de las artes orientales (y no las del Oriente cubano), andar cantando por las iglesias y montar un espectáculo con un kimono hecho de material reciclado... ¿no parece un poco surrealista?
-Siempre me gustó desde que estaba en Cuba la cultura oriental, y he estado vinculado a ella desde que tuve posibilidades. Después de llegar a Europa, en 1993, cuando tuve oportunidad me fui a la India largo tiempo, estudiando en el sur. La India, Japón y China, todo ese mundo, siempre me ha atraído mucho.
-O sea, que a usted parece que si le salvó el médico chino (un dicho cubano dice, cuando una persona tiene ya los pies en el otro barrio, que «a este no lo salva ni el médico chino»).
-No, no tuve ninguna relación con el médico chino. Yo sacaba información del mundo oriental de debajo de las piedras. De hecho empecé a practicar yoga desde que tenía 17 o 18 años, con libros que me llegaban por debajo de la mesa y gente que viajaba y me traía cosas. Y dentro del mundo oriental está el teatro y la danza, que me interesa mucho: el trabajo con las manos, la danza de Bali, las máscaras, la ópera de Pekín, el kathakali ... Me he convertido en un bebedor de eso.
-¿Nunca se planteó el asentarse allí a estudiar más profundamente esas culturas?
-No he podido, por cuestiones económicas. Yo soy un extranjero, y llegar de un país como Cuba, sin nada, a Europa, uno tiene que hacer su vida. Nunca he podido pero está en mis planes. Mi idea es hacer un proyecto sobre la educación artística en la India, buscar niños de la calle, con talento, o niños pobres. Yo he estado trabajando en Calcuta con la madre Teresa dos veces, como voluntario, y vi niños maravillosos en la calle. Es una cantera muy interesante que no ha sido explotada hasta ahora.
-Lamentablemente, el cine occidental parece explotarlos, y bien explotados.
-Claro, claro, claro. Pero no hay oenegés que se dediquen a una rama artística, y hay niños de mucho talento que me gustaría ayudar.