Las empresas creen que el precio del suelo en A Sionlla no será asequible

X.?M.?C.

SANTIAGO

Uro busca alternativas por la carestía del nuevo polígono y Espina solo se ubicará ahí si el coste es razonable

19 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El suelo industrial de A Sionlla está a punto de acceder, al fin, a la fase de ejecución de obras. El principal obstáculo, la expropiación de los terrenos, ya está resuelto, según la Consellería de Medio Ambiente e Obras Públicas. El pasado mes se dio remate al proceso de adquisición de las parcelas, con lo que queda libre el camino para que entren las máquinas. Van allá ocho meses de espera, desde que el bipartito le adjudicó las obras a la empresa San José.

El polígono, con una extensión de 1,4 millones de metros cuadrados, vendrá a solucionar la demanda de suelo para instalar industrias en Santiago. Las empresas interesadas no tenían más posibilidad de hacerlo que contratar las últimas parcelas libres de Costa Vella, que han llegado a alcanzar precios prohibitivos de 600 euros el metro cuadrado.

Pero es más que probable que esa gran área naciente no pueda resolver los problemas de las firmas más emblemáticas de Santiago, que aguardaban precisamente por un parque empresarial como el de A Sionlla. La Xunta dice que aún no ha fijado el precio del metro cuadrado urbanizado y preparado, pero existe la seguridad de que será muy superior a los 100 euros (hay voces que mencionan cifras incluso superiores a los 200 y cerca de 300 euros).

Y ese hueso taurino difícilmente lo pincharán sociedades como Urovesa o Espina Obras Hidráulicas, que han llegado a firmar hace un lustro una reserva de terrenos en ese polígono. «A mí 90 euros ya me parece una barbaridad», indica Antonio González Espina, presidente de Espina Obras Hidráulicas.

Mucho peor le parecería que se situase en los 120 euros el metro cuadrado, que le parece el techo de lo razonable al presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono del Tambre, Jesús Chenel. Con ese precio Espina, que precisa 20.000 metros cuadrados para atender sus necesidades empresariales, tendría que invertir en torno a 2.400.000 euros solo para la adquisición de los terrenos y poner «por las nubes» la inversión global.

Urovesa también huye de esas magnitudes. «A Sionlla es un polígono caro para la actividad industrial porque rebasaría bastante los 100 euros por metro cuadrado», señala José Sierra, presidente de la firma fabricante de vehículos especiales. Ubicarse en esas circunstancias dejaría a la empresa, que precisa 50.000 metros cuadrados, en un endeudamiento notable y en unas condiciones poco idóneas.

Labor de ojeo

Ello no quiere decir que descarte una implantación en A Sionlla, porque Urovesa puede jugar con otras opciones. Por lo de pronto, la empresa anda buscando un emplazamiento nuevo (en Santiago está claro que no lo hay) o una solución que implique el actual enclave y un terreno complementario. «Estamos haciendo una labor de ojeo», dice Sierra utilizando la terminología cinegética.

Espina Obras Hidráulicas se arregla «de muy mala manera» en el Polígono del Tambre, pero con serios problemas para la operatividad de sus grandes máquinas en los talleres que tiene y con la necesidad de llevar trabajo a fuera. «Nos urge mucho un amplio espacio», clama Antonio González Espina, responsable de otra de las industrias punteras de Santiago que sufren graves problemas de espacio.

Tanto Urovesa como Espina Obras Hidráulicas coinciden en una cosa, en que los polígonos que se están creando no están programados para ese tipo de industrias, sino que más bien están enfocados a naves de carácter comercial y de servicios. El último polígono adjudicado (promovido por la sociedad estatal Sepes), por ejemplo, puso en órbita parcelas de 2.000 y 1.500 metros cuadrados, dimensiones que nada tienen que ver con las industrias potentes.

Este polígono está adjudicado en su integridad, aunque Jesús Chenel aclara que faltan todavía algunas empresas por construir sus naves. También faltan algunas parcelas en la zona de Costa Vella, «aínda que cada vez son menos, malia os prezos, porque a necesidade de solo é grande», dice el presidente de los empresarios del Tambre.

Son varios los industriales de Santiago, aparte de Espina y Urovesa, que miran hacia el parque de A Sionlla. Si pese a ello estas dos firmas punteras y prestigiosas terminan marchándose de la ciudad, como puede suceder, para muchos sería un serio fracaso de la política industrial local. Y es que, como dice González Espina, «llevamos aguardando diez o quince años» sin ver asomarse suelo industrial adecuado y a precios razonables. Porque hace un tiempo a los empresarios se les habló de precios en A Sionlla entre 60 y 90 euros el metro, y ese tramo económico se queda ya bajo.

José Sierra, por su parte, espera pacientemente y no ha actualizado sus instalaciones por estar «pendientes de dar el salto» deseado. De momento, Urovesa deja transcurrir la recesión y se mantiene «en forma» para el repunte.