«Las políticas pasan por concienciar a la gente sobre cómo la tecnología puede ayudar»

SANTIAGO

05 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A veces da la impresión de que todo el que no sepa navegar en el universo tecnológico que nos toca vivir, acabará ahogado. Fernando Suárez Lorenzo, presidente del Colexio Profesional de Enxeñaría de Galicia, cree que, si se hacen las cosas bien, el naufragio será evitable. -¿No empezamos a estar un poco obsesionados con la tecnología? -La tecnología, evidentemente, nos facilita la vida y hay que apostar por ella, puede facilitar las distintas labores y tareas. Para nada es una obsesión. -¿Y esa brecha entre generaciones, no acabará siendo un océano? -Es difícil. La brecha tecnológica se puede entender de varias formas. Por una parte está lo que separa a las distintas generaciones: las más jóvenes se están criando en un entorno tecnológicamente mucho más avanzado, tanto la propia televisión como temas de telefonía móvil o Internet, y eso les facilita mucho el acceso. Pero hay políticas para fomentar el uso de las distintas tecnologías, sobre todo Internet, para la gente mayor. A veces es el desconocimiento, a la gente le cuesta acceder a lo desconocido. Las políticas pasan por concienciar a la gente de cómo la tecnología les puede ayudar en su día a día: pedir la cita para el médico, hacer la compra, el voto electrónico. -Hace diez años, alguien que hablaba por teléfono por la calle llamaba la atención; hoy, lo raro es no ver a nadie hablando en la calle... -Y los primeros móviles que se veían con manos libres, y pensabas que la gente hablaba sola. O cosas como fue la primera televisión, cuando los presentadores saludaban y había alguien que contestaba ese saludo. El cambio que supuso la televisión en su día ahora se ve reflejado, quizás, con Internet y la telefonía móvil. Imagínate el correo electrónico, poder enviar un mensaje en cuestión de segundos al otro lado del planeta. Esa dependencia de la tecnología no es sino algo de las personas. -La dependencia también se soluciona sacando el enchufe de la pared... -Sí, porque también es cierto que a veces nos hacemos esclavos de esa tecnología. Es como todo, hay que saber controlarlo, si estás permanentemente pendiente del móvil o del correo electrónico, entonces te hacen un dependiente, como podrías serlo de una sustancia. Pero yo no voy a decir que este progreso no sea bueno. -¿Medidas como instalar una red sin cables en la zona monumental de Santiago son el camino adecuado o los políticos a veces se embarcan en cosas que no conocen? -El tema de Santiago lo conozco personalmente bien, trabajo en el Ayuntamiento y fui partícipe en la implantación de la Wimax. Pero sí es cierto que los políticos, muchas veces, desconocen en ambos sentidos: a veces hacen apuestas por algo sobre lo que no llegan a comprender las implicaciones que puede tener, otras, hay desconocimiento sobre qué pueden hacer y cómo pueden facilitar a sus ciudadanos el quehacer diario. Santiago tiene una circunstancia muy especial, y se apostó por una tecnología que no es agresiva. -Un poco cara ¿no? -Eso es otra cosa, lo que es la explotación de la red en sí. El concurso público tenía dos fases: la implantación y la explotación. Había que sopesar la calidad de la señal por un lado y, por otro, el coste económico que iba a suponer para el ciudadano. ¿Puede ser cara? No te voy a decir que no, pero es una opción que luego tendrá que valorar cada ciudadano, atendiendo a sus circunstancias particulares. -¿Qué nos espera dentro de diez años? -Es muy difícil saberlo. La tecnología de Minority Report , que nos llamaba la atención, ya la vemos con dispositivos como el iPhone o las nuevas BlackBerry. Todo pasa por Internet, cada vez estaremos más conectados a la red, y la propia televisión se me antoja como un entorno muy fácil para los usuarios. Pero es muy difícil pronosticar. Evidentemente, cada vez más implantación de Internet, mayor ancho de banda, más penetración en todo tipo de dispositivos y por ahí irán los tiros, aplicaciones siempre en red, sin depender del pecé.