El nuevo colegio de Pontepedriña elevará un 6% la oferta educativa de infantil y primaria en Santiago

M. Cheda

SANTIAGO

04 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La Xunta inició esta semana la selección de empresas para levantar frente al vial Sar-Pontepedriña el nuevo colegio Ramón Cabanillas, a unos 770 metros del actual, si la distancia entre ambos se mide en línea recta. El nombre de la compañía elegida no trascenderá hasta junio, aunque el proyecto ejecutivo que habrá de guiar su trabajo acaba de ser difundido por la Consellería de Educación. Según se desprende de la lectura de dicho documento, cuando se inauguren las instalaciones modernas y, a la par, cierren las viejas, la oferta pública para infantil y primaria en la ciudad aumentará un 5,9%, hasta alcanzar las 178 aulas disponibles.

Desde las aperturas del CEIP das Fontiñas y el Raíña Fabiola, ambas celebradas en 1993, el Gobierno autónomo no había impulsado en Compostela la creación de escuela alguna. Como contrapartida, en esta que ahora promueve prevé invertir hasta 3.996.171 euros. A tenor del correspondiente expediente administrativo, pretende abrirla en el 2010, pues ha sacado a subasta su construcción con un plazo máximo de factura de 15 meses. Por tanto, cuando entre en funcionamiento, habrán transcurrido 17 años desde el anterior corte de cinta de este tipo llevado a cabo en Santiago.

El complejo, diseñado por Proes Consultores (A Coruña), el mismo equipo arquitectónico que ideó la aplaudida Escola Oficial de Idiomas de Vilagarcía, constará de 3.022,1 metros cuadrados de superficie útil, incluidos los 85,1 que medirá la vivienda del conserje. Esa cantidad no abarca, en cambio, los 336,4 y los 243,5 de sendos patios a cielo abierto concebidos para uso, respectivamente, de los alumnos menores de siete años y mayores de seis. Ni tampoco los 1.041,9 de la pista deportiva cubierta que se va a habilitar junto al área de docencia.

300 comidas al día

De muros de hormigón prefabricado, cubiertas de aluminio y muy luminoso, el inmueble principal se distribuirá en tres plantas. Y dentro se montarán una biblioteca de 57,5 metros cuadrados, un gimnasio de 171,8, una cocina de 63,9, un almacén de 24,5, una sala polivalente de 124,2, 16 aseos de 152,4, dos vestuarios de 44,4, tres despachos de 40,5, una habitación de 42,4 que acogerá las reuniones de profesores... y, entre otros, hasta un comedor de 248,4, facilidad de la que en estos momentos carece el vetusto Ramón Cabanillas. Los proyectistas del colegio estiman que cada jornada se servirán un promedio de 300 almuerzos, de ahí la dimensión que han dado a la estancia.

El edificio alojará, además, seis aulas para la etapa de aprendizaje infantil y doce para la de primaria, o sea, 18 en global, frente a las ocho actuales. Con ese número de clases, podrán formarse allí unos 450 estudiantes, una capacidad que convertirá al futuro CEIP en el segundo mayor de la ciudad, solo superado por el Pío XII y empatado con el de Fontiñas y el López Ferreiro, como muestra el cuadro que complementa esta información.

En la misma parcela, finalmente, la contratista deberá enterrar un depósito de gasóleo capaz de almacenar 4.880 litros de combustible, tanto como el que cabe en los tanques de 89 turismos convencionales. Pero no solo de hidrocarburos se alimentará el sistema energético del centro. De hecho, sus autores han dispuesto que se adhieran a una parte del techo 12 paneles solares que, según sus cuentas, deberían bastar para cubrir un 31% del consumo de agua caliente sanitaria que se aguarda.