Arzúa recupera el entorno de las Fervenzas de As Hortas

ARZÚA

El acondicionamiento del enclave sumará un reclamo turístico más a la zona del embalse de Portodemouros

04 abr 2008 . Actualizado a las 11:04 h.

«As fervenzas traen negocio». Desde la taberna y ultramarinos familiar que ahora atienden sus descendientes, Eduardo Agra intuye las ventajas de recuperar el enclave paisajístico más idílico del sur del municipio de Arzúa. A sus 80 años, este vecino de Dombodán recuerda como desde la panadería que hoy surte a las parroquias de la zona nutrió a los operarios que, en la década de 1960, trabajaron en la construcción del embalse de Portodemouros.

Quizás por su propia experiencia, Eduardo Agra no alberga dudas de que el acondicionamiento de las conocidas como Fervenzas de As Hortas reportará un reclamo más al desarrollo turístico de una zona por la que apostó sin fisuras el sector con la apertura de numerosas casas rurales. Hasta el enclave en el que desemboca la cascada, ejerce de guía, por una senda aún agreste, el lugareño que representa a los vecinos de Dombodán. Constante Fernández, el pedáneo de la parroquia, se conoce el terreno como la palma de su mano. Él mismo desbrozó con su tractor uno de los caminos que conducen al lugar en el que dos operarios trabajan para recuperar un enclave al que devolvió su virginidad el abandono sufrido desde que, a mediados del siglo pasado, los vecinos dejaron de utilizar los tres molinos que, estratégicamente, habían levantado río abajo para aprovechar la fuerza del agua de la catarata.

Hoy, tan solo se conservan los restos de las estructuras, de las que una de ellas se está restaurando para poner en valor un patrimonio vinculado a la historia pasada de Dombodán. Custodio de la sabiduría popular, Constante Fernández la desvela al recordar como de niño «viña moer toda a noite co meu pai, que cargaba, a pe e ó lombo, con catro ferrados de millo». Constante también descubre que el entorno de las Fervenzas de As Hortas era, antaño, conocido, como «a finca do Convento» por pertenecer el lugar a una congregación religiosa a la que los vecinos entregaban el diezmo por el uso de los molinos. Pero la historia del Convento es una asignatura pendiente de documentar. De hecho, Eduardo, que pintó canas un tiempo antes que Constante, lo recuerda de niño como «o Convento das paredes», porque, ya entonces, tan solo se conservaba la estructura de la edificación.

El caso es que la gente de Dombodán se ha volcado de lleno en la recuperación de las Fervenzas de As Hortas. De no ser así, los vecinos del lugar que da nombre a la cascada no hubiesen cedido al Ayuntamiento la propiedad del terreno comunal. Un convenio con la hidroeléctrica Enel aportó 125.000 euros de inversión, que se destinan a acondicionar el enclave y también el local social de la parroquia. La actuación se completará con la transformación de los maltrechos caminos de acceso en una ruta senderista. El proyecto está en marcha.