La mejor colección privada de grabados sobre Galicia

M. Beceiro

SANTIAGO

El Consorcio expone en Fonseca la obra del coleccionista compostelano Carmelo Puertas

19 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El Colexio de Fonseca acogerá a partir de hoy la exposición Galicia no gravado antigo , conformada por la colección que pertenece a Carmelo Puertas, considerada una de las mejores colecciones privadas que hay sobre nuestra comunidad. Un total de 270 grabados seleccionados de más de 800 del siglo XIX, de los que una parte muy importante corresponden a Santiago, se podrán ver en esta magnífica muestra organizada por el Consorcio en colaboración con la Universidad y la Fundación Caixa Galicia.

La muestra cubre una laguna existente en el grabado de temática gallega, especialmente porque están representadas todas las técnicas. Entre los autores destacan algunos nacidos en Galicia, otros con lazos muy estrechos y muchos viajeros extranjeros. En sus dibujos y grabados dejan constancia de los monumentos, la vida social y los acontecimientos de Compostela.

Carmelo Puertas es un coleccionista de toda la vida que ya en el año 2000 expuso en el mismo espacio su colección de cartografía antigua de Galicia, con un un magnífico catálogo premiado por el Ministerio de Cultura. Puertas habla en primera persona del plural para manifestar la satisfacción por esta exposición de grabados, haciendo copartícipe de la tarea de coleccionista a su esposa Toria. «Estamos encantados -comenta- porque, de alguna manera, para nosotros, como coleccionistas, el enseñar y sacar a la luz estos grabados es algo que hemos deseado siempre. Supongo que seguiremos coleccionando cosas, pero ya a partir de ahora la colección de grabados será conocida».

Compostelano de adopción y cántabro de origen, Puertas se siente gallego y compostelano. De Cantabria heredó su afición al mar, lo que le permitió tener una carta náutica antigua, «un documento -recuerda- que me pareció impresionante porque, por encima del valor y de la visión puramente cartográfica, las cartas náuticas son de una belleza increíble».

Así fue como Carmelo se adentró en el mundo de las cartas, mapas y planos de ciudades hasta que un día se pasó al grabado, dos cosas que, matiza el coleccionista, «van ligadas una a otra; nos encontramos con que hay vistas urbanas que se consideran cartografía». Coleccionar cartografías le hizo frecuentar los circuitos donde se maneja el grabado en su forma y desarrollo. Así se hizo coleccionista de grabados, con las dificultades que entraña. «Parece muy fácil -aclara-, pero es complicado, en el sentido de que muchas veces los coleccionistas llegamos a perder el sentido de la realidad, sacrificando cosas prácticas en la vida para que no se escape un grabado».