Chus Lago está a 939 kilómetros del Polo Sur

VIGO CIUDAD

La montañera viguesa está atravesando el tramo más duro de la expedición

02 dic 2008 . Actualizado a las 15:44 h.

«Cubierto. Viento. Poca disponibilidad de batería y aislamiento total». Son los últimos titulares que ofrece Chus Lago al otro lado del teléfono a Ana, su contacto diario en Vigo, desde la posición que alcanzó ayer (81° 41' 770'' S - 79° 51' 378'' W) en su camino hacia el Polo Sur. La otra conexión obligatoria para la montañera viguesa es con la base de Patriot Hills. La norma es que si esta no recibe noticias suyas cada día a las 20.30 horas (las 0.30 en España) activa el operativo de emergencia.

Después de 16 días de marcha, ha dejado atrás 191 kilómetros de desierto blanco salpicado de traicioneros sastrugis (dunas heladas), que obligan a Chus Lago a extremar las precauciones. Explica que es el peor tramo de la expedición. Y no solo por las dunas, sino también por la altura. El esfuerzo es comparable al que ha de hacer un ciclista para subir un puerto de montaña de categoría especial, con el agravante de que no se alcanza la cima en dos o tres horas, sino en varios días.

Chus sigue una férrea disciplina de trabajo. El despertador suena a las siete de la mañana. A las ocho, después de desayunar (cápsulas de Omega 3 y Omega 6 incluidas), y recoger la tienda, ya está en posición de marcha enganchada a al trineo en el que transporta los 100 kilos de peso que garantizan su supervivencia.

Se enfrenta luego a diez horas de caminata con paradas de siete minutos cada tres para tomar un respiro y reponer líquidos. Beber es vital, aunque no se tenga sed, porque es un remedio eficaz contra la congelación. A las seis de la tarde vuelve a plantar la tienda 10, 12 o 20 kilómetros al sur, dependiendo de los elementos a los que ha de enfrentarse. El peor, las ráfagas de viento de 170 kilómetros por hora que, el pasado día 15, «convirtieron la tienda en un muñeco de trapo».

Aunque va casi todo como un reloj, no faltan contratiempos que, en mitad de la nada y a muchos grados bajo cero no resultan tan pequeños. Por ejemplo, hace días que «el agujero negro de la tienda se tragó el termómetro». Además, el MP3 se estropeó y los paneles solares no permiten cargar el MP4. Resultado, el silencio más absoluto. «Solo oyes tus pensamientos», por otra parte «lo normal en un continente que jamás ha dejado que ningún ser vivo lo habitase, si no es en su costa y no con pocas dificultades», dice.